El Partido Popular ha vuelto a dar oxígeno al Gobierno de Pedro Sánchez en una semana horribilis que inició su vicesecretario general, Esteban González Pons, atacando al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un artículo publicado en Las Provincias.
Pons dijo del dirigente republicano que se había proclamado «macho alfa de una manada de gorilas», le llamó «ogro naranja» y pidió «obispas» en la Iglesia Católica —su homilía, dijo sobre la anglicana Marian Budde, «fue la nota discordante en el entierro de los valores democráticos al que asistimos en medio de un vergonzoso silencio general»—.
La formación de Alberto Núñez Feijoo anunció además su apoyo al decreto pactado por el Gobierno de Pedro Sánchez y Junts, el partido de Carles Puigdemont, que blinda la okupación y entrega el palacete de París al PNV. Sólo unos días antes, los populares habían señalado que el PNV era el partido «aprovechategui» que «quería el palacete» e insistían en que el Ejecutivo «quería colar» en el decreto el «regalo» del inmueble. En este sentido, se felicitaban por no ceder ante esos «chantajes». La decisión les costó las burlas de Sumar y del PNV.
Además, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se mostró a favor de que su formación tenga relaciones «fluidas» con el PNV y con Junts, que «es más que Puigdemont». «Aspiro a que de una vez por todas su propio partido decida hacer un recambio y una renovación porque en Cataluña haría falta un espacio dentro del mundo independentista o nacionalista, yo prefiero que sea nacionalista, de centro-derecha», subrayó Moreno Bonilla. Le respondió, por ejemplo, la presidenta de S’ha Acabat!, Andrea Llopart: «Lo que vivimos en 2017-2019 fue un auténtico infierno. Infierno en las calles, en las universidades, en los colegios, en los trabajos e incluso entre familias. No hay Junts bueno, nunca lo hubo y nunca lo habrá… A ver si os enteráis de una vez».
En Madrid, VOX intentó convocar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sesión del 12 de febrero de la comisión que investiga el caso Begoña Gómez en la Asamblea de Madrid, pero el PP lo desestimó. Y en Extremadura, en su obsesión por renunciar a cualquier batalla ideológica, el partido de María Guardiola votó mantener la ley de memoria histórica del PSOE.
Así, la tramitación de la propuesta de ley de concordia de VOX no seguirá adelante en la Asamblea extremeña después de prosperar la enmienda a la totalidad de los populares. El diputado del PP Laureano León justificó el voto alegando que no les gustaba la propuesta de VOX. Y añadió: «No nos gusta la ley de memoria histórica… pero la cumplimos por respeto a una norma en vigor«. La ley impone una «verdad oficial» y una memoria hemipléjica, acaba con la libertad de pensamiento y alienta el enfrentamiento entre los españoles.