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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Beato Florentino Ascencio, torturado y castrado por odio a la fe

La intención del PSOE e IU de dejar sin efecto la Ley de Amnistía de 1977 puede tener consecuencias muy distintas de las que pretenden los partidos promotores de adoptar esta medida.

Dará pie a que se investiguen casos de uno y otro bando, puesto que esa amnistía fue para todos, no como se pretende con la aplicación de la Ley de Memoria Histórica que solamente acusa a uno de los bandos de la Guerra Civil.
Entre los procedimientos que se podrían reabrir, como está ocurriendo con las viejas heridas por parte de una izquierda revanchista ochenta años después de la Guerra Civil, se encuentran los miles de asesinatos cometidos sobre religiosos -entre 7.000 y 10.000-, víctimas de la mayor persecución religiosa del S.XX.
Algunos casos, como el del Beato Florentino Ascencio, son especialmente significativos del odio y la barbarie con la que actuaban los milicianos del Frene Popular en la retaguardia. Porque esa es una constante en el bando que perdió la Guerra Civil, en lugar de ir al frente a luchar, se dedicaron a asesinar cobardemente en la retaguardia mientras otros perdían la guerra por ellos.

Un religioso discreto

Florentino Ascencio Barroso nació en Villasexmir (Valladolid) el 16 de octubre de 1877. Sus padres se dedicaban al comercio y tuvieron nueve hijos. Florentino se ordenó sacerdote en 1901. Su profunda religiosidad le llevó a alcanzar cada vez más responsabilidades dentro de la Iglesia Católica española. En 1925 fue nombrado párroco de la catedral de Valladolid.
En noviembre de 1935 se le nombró administrador apostólico de la diócesis de Barbastro y el 8 de marzo de 1936, poco después de su ordenación como obispo, fue designado como prelado de esa misma diócesis.
Su discreción y el ánimo de no provocar disturbios le llevó a entrar en su nuevo cargo de forma anónima tres días después de su nombramiento. En Barbastro, la diócesis más pequeña de España por entonces, había una gran movilización de los partidos del Frente Popular contra los sentimientos religiosos. Durante la Guerra Civil fueron asesinados 113 de los 131 sacerdotes que había en ella antes de su comienzo.

‘¿No tenías ganas de comer cojones de obispo?’

Esta fue la frase cumbre de los cobardes que torturaron al Beato Florentino Ascencio. Por su interés, reproducimos íntegro el texto de la investigación que contiene la Causa General:

Documentos correspondientes a Causa General del A.H.N.

 
El Ilmo. Sr. Obispo de Barbastro, fue detenido en la tercera decena del mes de julio de 1936, por varios individuos entre los que figuraba Juan Camps Loriz, que en la actualidad se encuentra residiendo en Barcelona y del que no sería deifícil averiguar su domicilio; fue conducido a la residencia de los Padres Escolapios, que previamente había sido convertida en Prisión y de allí lo trasladaron a la Carcel del Partido; en la madrugada de cierot día que solamente puede decirlo el citado Andrés Soler Puente, fué sacado de la celda que ocupaba y estando presente Santiago Ferrando Torrente; Alfonso Gaya; Antonio Riba (a) “El Marta”; el doctor Hector Martinez y José Torrente, el primero ejecutado y los restantes en ignorado paradero; según referencias del Andrés Soler Puente residente como se dice anteriormente en Zaragoza, le flagelaron a su Ilma. los testículos, operación que realizó con una navaja el Alfonso Gaya, quien los recogió con un trozo de periódico de Solidaridad Obrera y se los puso en el bolsillo; esta flagelación fue instigada por Santiago Ferrando que se cita anteriormente y que refiriéndose al Gaya, le dijo ¿no tenías ganas de comer cojones de obispo?
Documentos correspondientes a Causa General del A.H.N.

 
Hasta aquí lo que sabemos de la tortura que sufrió el obispo, veamos ahora qué nos cuenta la Causa General del asesinato:
acto seguido le ataron la herida producida y maniatado, juntamente con otras personas, fueron conducidos en un camión al cementerio Católico, donde fueron asesinados, quedando con vida el cuerpo del Ilmo. Sr. Obispo y lanzando algún lamento, dio lugar a que desde el Hospital de Sangre número uno, el Practicante Fernando Ramiz Ballabriga, en ignorado paradero, ante el Doctor D. Antonio Aznar Riazuelo, quien se encunetra actualmente residiendo en Barbastro, avisópor teléfono al Comité de Vigilancia, previniendole, de que del cementerio salian lamentaciones, por lo que seguidamente subieron algunos escopeteros que lo remataron.
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