El radicalismo de los grupos separatistas de extrema izquierda crece ante la impunidad que les concede la Generalitat.
La Policía Nacional y la Guardia Civil están investigando el papel de los Comités de Defensa del Referéndum -ya reconvertidos en Comités de Defensa de la República (CDR)- en la organización de los “incidentes de violencia” del 1-O y las “actividades coercitivas” de la huelga general del pasado 8 de noviembre, según consta en un informe de la secretaría de Estado de Interior.
Según el informe, en los incidentes del 1-O fue “muy relevante” la actuación de los CDR, que, según el Ministerio del Interior, operaron “como elementos de coordinación y ejecución de los actos preparatorios y ejecutorios de la oposición de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado” y habían montado “acciones de parapeto” en los puntos de votación. Es decir, “una oposición organizada” bajo la apariencia de “resistencia pasiva”. Pero en realidad revestida de “hostilidad, violencia y agresividad” en la calle y frente a los agentes estatales, recibidos en algunos centros de votación con “empujones, pedradas y lanzamiento de objetos”.
El escrito de la Secretaría de Estado, entregado al juez que investiga la actuación policial del 1-O, destaca que los CDR han seguido actuando tras esa jornada y que una de sus “principales actividades coercitivas, aunque no la única”, fue organizar la jornada de huelga general del pasado 8 de noviembre. Provocaron un caos circulatorio. Cortaron más de 50 carreteras y bloquearon el AVE en Gerona.
Son grupos radicales de separatistas controlados por la CUP, el más extremista de los partidos lanzados al desafío secesionista. Hace dos años hicieron un ensayo en el denominado “banco expropiado” del barrio de Gracia y vieron que les salió bien: repercusión mediática y capacidad de movilización durante un período de tiempo prolongado.
En principio vendieron que serían voluntarios para colaborar con la organización y desarrollo de la jornada del 1-O. También trabajarían los días siguientes en los trámites del proceso y, lo más importante de todo, serían los que controlarían a “la masa” en el ejercicio de una supuesta resistencia pacífica.
Tenían claro que su objetivo era el de las primaveras árabes y, al igual que en esos casos, ya llegaría el momento de la violencia que tanto gusta a la CUP y a sus asociaciones satélites como Arran.
En los días siguientes al referéndum fueron los que movilizaron a los separatistas y organizaron los acosos contra los cuarteles de la Guardia Civil y las comisarías de la Policía Nacional. Su organización les permite mantenerse activos por un tiempo indefinido y son lo suficientemente numerosos como para organizar turnos que les permitan la presencia continuada en las calles.
También organizaron la sentada del pasado viernes frente al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, a cuyas puertas se encadenaron varios manifestantes. Hubo 14 detenidos, todos ellos vinculados con los CDR.
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