Un inmigrante marroquí de 20 años ha sido condenado a dos décadas de prisión por una brutal agresión ocurrida en el centro de Santa Cruz de Tenerife. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial dictaminó la sentencia tras considerar probados los delitos de agresión sexual, lesiones, robo con violencia, amenazas y detención ilegal.
Los hechos tuvieron lugar a principios de enero de 2023 en el Edificio Olympo, cuando una mujer de 60 años se disponía a ingresar a su lugar de trabajo. Según la investigación, el agresor la siguió desde la Plaza de La Candelaria hasta el inmueble, asegurándose de no hacer ruido al caminar descalzo. En el momento en que la víctima accedía a la oficina, el atacante la abordó, la empujó al interior y cerró la verja tras de sí, impidiendo que alguien pudiera intervenir.
El asalto se prolongó por más de 50 minutos, según las grabaciones de una cámara de seguridad ubicada dentro del establecimiento. La mujer fue víctima de una brutal paliza, recibiendo golpes que le desfiguraron el rostro. Además, el agresor la violó «de todas las formas posibles» antes de sustraerle dinero y sus zapatos para poder huir sin caminar descalzo.
Las pruebas en su contra resultaron contundentes, pues las imágenes captadas no dejaban margen de duda sobre la brutalidad del ataque. El tribunal, presidido por José Félix Mota Bello, consideró acreditadas todas las imputaciones formuladas tanto por la Fiscalía como por la acusación particular.
El agresor había llegado a España días antes en una patera que desembarcó en Lanzarote. Tras su llegada, fue trasladado al centro de acogida temporal de extranjeros de Las Raíces, en La Laguna. La noche del ataque, había salido junto a un amigo para participar en las festividades navideñas en Santa Cruz de Tenerife. En un momento de la noche, su acompañante decidió regresar al centro, pero él permaneció en la ciudad hasta la madrugada, momento en que fijó su atención en la mujer.
Durante la agresión, no solo la golpeó y la forzó sexualmente, sino que también la amenazó con quitarle la vida si denunciaba lo ocurrido. Este elemento agravante, sumado a la brutalidad de los hechos, ha llevado a la Audiencia Provincial a imponerle una condena ejemplar.
