«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cuando los escraches eran 'democracia' para los líderes de Podemos

Echenique afirma ahora que lo importante es el «acoso y persecución» a los que, a su juicio, se está sometiendo a Iglesias y Montero tras la compra de su casoplón.

El nuevo casoplón de más de 600.000 euros en Galapagar (Madrid) de los líderes de Podemos Pablo Iglesias e Irene Montero sigue dando mucho que hablar después de que este domingo luciera durante unas horas una pancarta con el lema «Welcome Refugees & Ocupas» -Bienvenidos refugiados y ocupas- que fue colocada por las juventudes de Vox, denominadas Cañas por España.

En un mensaje en Twitter, el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, criticó esta acción, acusó al periodista Eduardo Inda de señalar «una casa don van a vivir dos bebés» y calificó el acto de «acoso mafioso incompatible con la democracia«. En este sentido, afirmó que lo importante es el «acoso y persecución» a los que se está sometiendo a dos cargos públicos por parte de «sicarios de las cloacas» que persiguen a la pareja cuando visitan el hospital para hacerse una ecografía o «cuando van al supermercado o a pasear a sus perros».


Atrás quedan los tiempos en los que dirigentes de Podemos defendían los escraches en casa de Soraya Sáenz de Santamaría, mientras su hijo se encontraba en el interior de la vivienda -«si él reivindica el derecho a la intimidad de su familia ¿qué pasa, que nuestros hijos y nuestras madres son de peor condición que la suya?», ha dicho Soraya cuestionada por la polémica-, Rita Barberá, Cristina Cifuentes o Rosa Díez, que sufrió el acoso en el año 2010 en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid cuando se disponía a dar una charla. Entonces, los los podemitas decían que eran «democracia».


«Me hace mucha gracia que algunos partidos critiquen los escraches y los abucheos a ciertos políticos (…) ya era hora de que la derecha probara un poquito de su propia medicina. Está claro que los ciudadanos están hasta el gorro de algunos de sus representantes (…) hacía falta ya que se viera en los medios a la gente pidiendo cuentas a las élites. Los escraches han conseguido democratizar los debates políticos (…) por eso no me canso de decir que son el jarabe democrático de los de abajo», decía Pablo Iglesias en 2013 en un programa de Fort Apache.
En el mismo, Rafael Mayoral, actual secretario de Relación con la Sociedad Civil y Movimientos Sociales y diputado de Podemos, aseguró que eran «legítima defensa» y Tanía Sánchez tildó los escraches de «legítima denuncia de la impunidad de unos representantes que se permiten el lujo de cometer graves injusticias sin que tengan consecuencias para ellos» y «de herramienta para decirle al Gobierno que las leyes son fruto de lo que ellos deciden». En el mismo sentido, Miguel Urbán, hoy del sector anticapitalista de la formación morada, manifestaba que «los escraches habían tardado en llegar al Estado español».
Por otra parte, Juan Carlos Monedero, que este domingo llegó a encararse con una persona del público en un programa de La Sexta por la mansión de Iglesias y Montero, declaraba que los «escraches» estaban «devolviendo la democracia perdida o quizá, incluso, permitiendo el advenimiento de la democracia que nunca hemos tenido» y que eran «el penúltimo intento amable de un pueblo que quiere hacerse escuchar».

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