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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las denuncias falsas, una forma de violencia silenciada

La joven que denunció abusos por parte de diez chicos y admitió posteriormente que se lo inventó se hace merecedora de la bronca de la semana.


La joven de 19 años que denunció abusos por parte de diez chicos en Pontevedra y admitió posteriormente que se lo inventó se hace merecedora de la bronca de la semana.
Los agentes, que tomaron declaración a la chica en varias ocasiones, hallaron desde el principio «incongruencias» en su declaración, entre ellas, información difusa con respecto a la pareja que, según su denuncia, la había auxiliado cuando estaba siendo atacada. Al final, la propia joven acabó reconociendo ante la Guardia Civil que todo había sido una invención, que los abusos denunciados no se habían producido y que no existía tal pareja.
Actitudes execrables como esta perjudican a las mujeres que realmente sufren abusos y a los hombres, que víctimas de denuncias falsas, sufren la estigmatización de muchas de sus amistades, familiares o incluso compañeros de trabajo que piensan que son culpables siendo inocentes.
La ovación se la lleva la pequeña Aya que, aunque no ha entonado el Gordo, ha levantado de sus asientos este jueves a los espectadores del Sorteo de la Navidad, hasta ese momento algo aletargados, y que han estallado en aplausos por su particular forma de cantar los «miiiiiiiill» euros.
Cada vez que las niñas Aya y Nerea acababan un alambre de la quinta tabla, los asistentes han roto en vítores, grabando y animando a las chicas de San Ildefonso más pequeñas que han aparecido hasta el momento en el Sorteo. Ha sido especialmente Aya, encargada de cantar los premios, la que más ha animado a los asistentes con su particular forma de tararearlos. La pequeña ha sido despedida al gritos de «Tú sí que vales». Su entrañable espontaneidad y pasión quedarán para siempre en la historia del Sorteo.
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