España ya es el país de toda la Unión Europea con más población inmigrante tan sólo por detrás de Alemania. Y esto, si no medimos la tasa de entrada por cada mil inmigrantes, porque en ese caso seríamos líderes absolutos. De todos ellos, tan sólo el 23,1% en edad de trabajar cuentan con una titulación universitaria, el quinto porcentaje más bajo de todo el continente según los últimos datos de Eurostat relativos a 2023.
Es decir, que casi el 80% de los inmigrantes en España cuentan con una baja cualificación laboral, cifra que revela la necesidad de implementar políticas que promuevan la formación y capacitación de este colectivo. Sin embargo, como contraste, se ha identificado que el 60% de los españoles nativos que deciden emigrar poseen estudios universitarios, lo que supone un reto ya que cada vez son más los talentos cualificados que abandonan el país.
Estas estadísticas reflejan desafíos sociolaborales importantes que deben ser abordados mediante estrategias que fomenten la mejora de la cualificación de los inmigrantes e incentiven la permanencia de profesionales formados en España.
Los datos resaltan la importancia de trabajar en la cualificación de todos los colectivos en España y de promover la retención de talento en el país, lo que contribuirá al desarrollo y la prosperidad de la sociedad en su conjunto.
Y es que, de hecho, Cataluña atribuyó los malos resultados en el Informe PISA a un exceso de alumnos inmigrantes en la muestra. En ella, el 24% de alumnos fueron de origen inmigrante cuando, según el Departamento de Educación, citando datos del Ministerio, el porcentaje de este colectivo representa el 15,7%: “En 2012 teníamos un 14%, y ahora un 24%. Esto dificulta tener resultados más óptimos. Pero hablaremos con PISA para las próximas ocasiones”, aseveró el secretario de Políticas Educativas, Ignasi García Plata.
