Televisión espaƱola podrĆa ser el mejor ejemplo de lo que representa el bipartidismo en EspaƱa. Lo cierto es que hay infinitos, pero vayamos con este episodio de nuestra historia reciente ya que Ćŗltimamente la corporación pĆŗblica ocupa tantos titulares en los medios de comunicación. Cuentan algunos periodistas que estuvieron en la toma de posesión del despacho de Mariano Rajoy en Moncloa como presidente del Gobierno en 2011, que cuando se le preguntó quĆ© tenĆa pensado hacer con Televisión EspaƱola, este respondió socarrón: Ā«nada, si ya estoy aquĆĀ».
Efectivamente, nada es lo que hizo el PP de la mayorĆa absoluta de Mariano Rajoy en la televisión pĆŗblica nacional. Pero ĀæquĆ© significa no hacer nada con TVE? Significa mucho en realidad, entre otras cosas, abandonar la empresa pĆŗblica que pagamos todos en manos de la izquierda radical. Algo muy semejante a financiar el mal con fondos pĆŗblicos para hacer que ese mismo mal vuelva a ocupar el poder. Para entonces ya habĆamos pasado por la crisis del aƱo 2008 y el PP habĆa abandonado definitivamente la batalla cultural. Esa izquierda del PSOE que habĆa convertido a la corporación en una inmensa agencia de colocación de sus gentes, que habĆa creado un clima laboral sectario y enfermizo en sus redacciones y que habĆa utilizado históricamente la institución al servicio de sus intereses polĆticos, se fue radicalizando cada vez mĆ”s, a pesar de no encontrar apenas obstĆ”culo alguno en sus intereses con la administración Rajoy, hasta el nacimiento definitivo de Podemos como formación polĆtica en 2014. Un aƱo antes, en 2013, habĆa nacido VOX consecuencia del abandono de los valores y de la idea de nación por parte de esa derecha permitida por la izquierda que decidió representar a la perfección todo el Gobierno de Rajoy desde su constitución. Ese grupo de tecnócratas que no estaban dispuestos a mantener una sola discusión con su vecino woke.
Pero volvamos al PirulĆ, esa izquierda interna de TVE históricamente socialista se fue podemizando cada vez mĆ”s y es la que hoy mantiene secuestrada la televisión y la radio pĆŗblica mediante unos sindicatos corruptos y toda una serie de satĆ©lites incrustados en los equipos de periodistas de las distintas unidades de producción que, disfrazados de colectivos Ā«profesionalesĀ», se dedican a coaccionar y presionar hasta el extremo al que se atreve a levantar un dedo contra el pensamiento Ćŗnico. Algunos trabajadores lo llaman Mordor, tierra negra. La mayorĆa Frankenstein llegó vĆa moción de censura (permitida por Rajoy, que nuevamente no hizo nada para impedirlo) y en estos Ćŗltimos cuatro aƱos RTVE se ha sumido en una profunda crisis sin precedentes. De la abuela odiadora Rosa MarĆa Mateo, a Ā«un concurso pĆŗblicoĀ» pactado por PSOE y PP que se dirimió en la elección de un presidente, JosĆ© Manuel Tornero, fulminado por SĆ”nchez por no ser suficientemente dócil para colocar a otra Ā«administradora Ćŗnica provisionalĀ». Esta vez sin subterfugios y sin pasar por el Parlamento. AsĆ es como la sectaria Elena SĆ”nchez, histórica de la casa con un extenso currĆculum de servicios al PSOE, ha logrado llegar al trono que ansiaba desde hacĆa dĆ©cadas.
Elena SĆ”nchez acaba de reunirse con los sindicatos. Ante ellos ha defendido al Gobierno a la hora de elegirla presidenta interina de la corporación saltĆ”ndose la ley y todos los procedimientos. Amparada por CCOO ha asegurado que la medida ha sido absolutamente razonable, porque Ā«alguien tenĆa que ocupar el cargoĀ». SegĆŗn sus palabras, su nombramiento goza incluso de seguridad jurĆdica. Estamos ante otra operación vomitiva que viene a confirmar que CCOO actĆŗa como comisario polĆtico de SĆ”nchez y que ya ni siquiera tratan de disimularlo.
Estamos, precisamente, ante la misma operación que ya llevaron a cabo con los «viernes negros» durante la era Rajoy a través del autodenominado «Consejo profesional de Informativos», sólo que sin disfraces. El tiempo apremia.
ĀæQuĆ© es el Consejo de Informativos y en que consistió aquella campaƱa de los Ā«viernes negrosĀ»? El Consejo de informativos es el brazo polĆtico ejecutor que mantiene el PSOE y CCOO dentro de la redacción de informativos, un lobby que persigue intereses polĆticos y personales de promoción interna e incluso perpetra acciones de persecución ideológica a profesionales de la corporación. Esas persecuciones llegaron a alcanzar un nivel de agresividad inimaginable con los llamados viernes negros, que consistieron en seƱalar a los trabajadores de informativos obligĆ”ndoles a vestir de oscuro en la redacción y en los telediarios para denunciar la supuesta manipulación de las informaciones, seƱalando de este modo como enemigos a aquellos que no estuvieron dispuestos a identificarse como progres. Es el mismo tipo de persecución ideológica que se estĆ” produciendo ahora con Elena SĆ”nchez, mediante la elaboración de listas negras de profesionales de la redacción. Volvemos a la checa de Rosa MarĆa Mateo y sus purgas de profesionales a meses vista de las elecciones generales. Este tipo de grupos de presión, los autodenominados āConsejos Profesionalesā, creados en su dĆa por CCOO y el PSOE y utilizados ahora con estos fines por Elena SĆ”nchez, son precisamente los que lastran a la corporación. La politizan al mismo tiempo que desesperan y agotan a la mayorĆa de trabajadores que no comparten sus intereses, aunque se mantengan en silencio por miedo a las represalias.
Lo que estuvo en la obligación de hacer Rajoy fue precisamente suprimir este tipo de activismos polĆticos financiados con dinero pĆŗblico, restando poder tambiĆ©n a los sindicatos como CCOO. Al igual que SĆ”nchez estĆ” superando a Zapatero, Elena SĆ”nchez harĆ” lo propio con respecto a Mateo a lo largo de lo que queda de legislatura. El PirulĆ despegarĆ” cualquier dĆa de estos.
¿Qué harÔ el gallego Feijóo con TVE si llegara a Moncloa sin necesitar a VOX? Lo mismo que hizo Rajoy al estilo de su colega registrador y también gallego Manuel Portela durante la Segunda República Española: aplicar ese galleguismo universal de la escuela centrista y liberasta que nos ha conducido a la situación actual.