El cierre de la central nuclear de Almaraz supondrá la pérdida del equivalente al 7% de la demanda de electricidad en España y la destrucción de 2.900 empleos directos, indirectos e inducidos en la comarca en que se ubica.
Muchos empresarios, tanto individualmente como a través de sus asociaciones, están protestando contra una medida que consideran «política» y no basada en razones «técnicas», y que puede suponer la eliminación del principal motor económico de la región, ya que Almaraz es la principal industria de Extremadura.
Esta semana, la Cámara de Comercio de Cáceres también ha alertado sobre las «graves consecuencias» del cierre, tras la noticia de la licitación de los primeros contratos para preparar la clausura. Según la Cámara, esto provocará el «declive económico de la comarca de Campo Arañuelo y un profundo varapalo para la población del norte de Extremadura», dado que Almaraz es un motor económico esencial y una de las principales herramientas que mantiene la población en el territorio cacereño.
Citando el Estudio de Impacto Económico y Sociodemográfico ante el cierre de la central nuclear de Almaraz, la Cámara recordó que la medida provocaría una caída del 60% en los ingresos de los ayuntamientos de los municipios de la zona de influencia y un descenso del 36% de la población activa. Por estas razones, piden la ampliación de la vida útil de la central, argumentando que la energía nuclear es considerada energía verde en la Unión Europea y es esencial para frenar el coste de la electricidad y luchar contra el cambio climático.