Guillermo Solana, actual director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, se presentará como candidato al Parlamento Europeo en en último lugar de las listas de Sumar. Pese a que difícilmente logrará convertirse en eurodiputado, se trata de un gesto simbólico, ya que hasta ahora había mantenido una postura neutral durante todos sus años en el cargo.
Y es que recientemente, el museo —bajo la dirección de Carmen Cervera— ha empezado a alinearse más con las ideas del nuevo ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Este ministro ha enfatizado la importancia de cambiar las perspectivas en las exposiciones de los museos para dar más relevancia a temas como la descolonización (abrazando la leyenda negra antiespañola) y el feminismo. Ejemplo de ello es la exposición reciente del Thyssen, «Love Me Fast», que forma parte del programa Kora y que cada año presenta una muestra desde una perspectiva de género.
Además, próximamente se inaugurará «La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza». Según la presentación, esta exposición pretende revelar «historias invisibilizadas de dominación racial, cimarronaje y lucha por los derechos civiles, así como la instauración del orden mercantil moderno, basado en el control militar europeo, el empleo de mano de obra esclavizada africana, y la apropiación de tierras y materias primas, americanas originalmente y, más tarde, también asiáticas y africanas».
Este movimiento del director del Thyssen ha generado críticas y planteado la cuestión de si alguien con ese cargo en un museo nacional puede ser candidato en el partido del ministro de Cultura, Ernest Urtasun. También es pertinente cuestionar la independencia de un director que está vinculado a un partido que se encuentra en el poder, como Sumar.
En los próximos días, se generará un debate intenso en torno a la legitimidad de mantener su puesto de director de un museo nacional. ¿No ha estado el mundo de la cultura exigiendo buenas prácticas e independencia de los partidos y los gobiernos respecto de la gestión cultural? Ese tiempo parece abolido tras la decisión de Solana de dar el salto a la política.