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La decisión indigna en privado al cuerpo diplomático

El embajador de Sánchez en Venezuela coloca un retrato de Simón Bolívar en la embajada en Caracas

Un militar chavista sostiene un retrato de Simón Bolívar. Europa Press

Ramón Santos, actual “Encargado de Negocios” de la embajada de España en Venezuela actúa y ejerce en realidad como embajador español en la Venezuela de Maduro desde que en noviembre de 2020 sustituyera como maximo representante de España en Caracas al embajador titular, Jesús Silva, que fue cesado por Sánchez por prestar protección en su residencia oficial al líder opositor Leopoldo López.

Con el desaliñado Ramon Santos al frente de nuestra delegación diplomática, Nicolás Maduro puede estar más que satisfecho. Por esta razón el Ministro Albares tiene previsto elevarle definitivamente y de manera oficial al rango de embajador en los próximos meses. Una de las decisiones que retratan al satélite sanchista que ostenta la autoridad diplomática española en el país y que tanto ha gustado al régimen comunista, ha sido colocar en la sede de la embajada un escandaloso retrato a tamaño natural del hispanófobo Simón Bolívar, que para Santos es un libertador. La decisión fue adoptada poco antes de la controversia surgida en la toma de posesión de Gustavo Petro, presidente de la República de Colombia, cuando nuestro monarca no se levantó ante la exhibición de la espada del sanguinario Bolívar. Tal como afirma el investigador y escritor Iván Vélez, “son conocidas las matanzas sobre españoles ordenadas por Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, que el 15 de junio de 1813 firmó, en el Cuartel General de Trujillo, el Decreto de la Guerra a muerte contra los españoles y canarios que se opusieran a la libertad de Venezuela”.

Miles de españoles fueron asesinados en las prisiones y en las calles. La masacre, sobre los leales a España del 24 de diciembre de 1822 en la población colombiana de Pasto, fue especialmente significativa. Son simplemente los hechos; por eso, subir la escalera central de la embajada de España en Caracas y encontrase el retrato de Bolívar en lugar del de Felipe VI, es otra imagen más que refleja a la perfección la calaña del sociópata autocrático que se nos ha instalado en Moncloa. El mismo que viaja en tren con el monarca saltándose el protocolo y faltando al respeto institucional y personal al Rey, apurará la legislatura más trágica para España cediendo ante la dictadura criminal chavista hasta poder sacar tajada personal cuando abandone el poder, al estilo ZP.

Con ese como único objetivo en todos los aspectos de su política delictiva, el final del sanchismo continuará con la concatenación de escándalos a la que parece haber acostumbrado al votante socialista que sigue sin querer percatarse de la gravedad del problema. Tal y como ocurrió en Venezuela hace 20 años con el golpe de Estado perpetrado por Chávez, la comunicación del relato de “el proceso democrático revolucionario” de entonces se asemeja demasiado al modo en que Sánchez trata de vender a la opinión pública el asalto al Constitucional y a la separación de poderes.

Es fácil imaginar lo que debe pensar el Rey ante semejante insulto a España con respecto al cuadro en cuestión después de haberse comportado con contundencia ante la izquierda bolivariana en aquella jornada institucional. Seguro que no le hubiera importado hacer algún tipo de mención sutil en su mensaje navideño de este año. El necesario discurso de su majestad de 2022, aboca a una clara conclusión para todo español sensato: pongamos fin en las urnas a esta pesadilla y volvamos a colgar el retrato de Felipe VI en la escalera principal de la sede de la Embajada de España en Caracas.

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