El presidente de Renfe, Álvaro Fernández, ha reforzado la cúpula de la empresa pública con quince nuevos altos cargos durante sus primeros cinco meses al frente. Según han confirmado a The Objective, la decisión inquieta a la plantilla y a los representantes de los trabajadores, quienes han denunciado la llegada de personas afines a la directiva justo cuando la compañía arroja pérdidas operativas cercanas a los 100 millones de euros en el arranque del año.
El sindicato SFF-CGT ha cifrado el impacto salarial de estos nombramientos en un mínimo de 1,5 millones anuales ya que cada incorporación supondría en torno a 100.000 euros brutos al año. Se trata de puestos de alta dirección ocupados en buena parte por profesionales procedentes del transporte por carretera: EMT Madrid, EMT Valencia, Interbus Andalucía o Avanza, todas compañías vinculadas a etapas previas de la carrera de Fernández.
La plantilla ha interpretado esta oleada de contrataciones como un paso más hacia la politización de la empresa y un estrechamiento de lazos con el Ministerio de Transportes. Así, han subrayado que la llegada de Fernández, muy próximo al ministro Óscar Puente, marca un antes y un después después de que Renfe este alineando su hoja de ruta con los intereses del Gobierno. Además, han alertado de que sustituir a veteranos ferroviarios por directivos provenientes del autobús debilita la gestión técnica del operador en plena batalla comercial con Ouigo e Iryo.
Además, mandos intermedios y empleados han sostenido que el nuevo presidente ha apartado el foco de la competitividad al no expresar su voluntad de reducir costes ni de mejorar el servicio más allá de reforzar las líneas de Cercanías, mientras descuida la Alta Velocidad, la principal generadora de márgenes.
