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Empresas confiesan que la producción local no alcanza

El pulpo de Marruecos avanza sobre el gallego mientras Bruselas limita los días para faenar a los pescadores españoles

Un hombre lleva varios platos de pulpo durante las Fiestas de San Froilán. Europa Press

La falta de pulpo gallego está provocando que el proveniente de Marruecos, de peor calidad, entre de lleno en el mercado español. Así lo ha confesado la empresa Pulponor, que reconoce que la producción local no alcanza para cubrir la alta demanda. «Nosotros no conseguimos abastecer todos los pedidos», explican al diario El Debate, destacando que el pulpo marroquí y francés han ganado presencia en los establecimientos, aunque su calidad no sea comparable con el producto autóctono.

El Parlamento de Galicia ya abordó esta problemática el pasado mes de enero, cuando aprobó por unanimidad una iniciativa del BNG alertando sobre el impacto económico que la escasez de pulpo tiene en el sector. La reducción de capturas ha afectado especialmente a los profesionales que dependen de esta especie para su sustento.

La normativa que impone períodos de veda en Galicia es vista como un mal necesario por los profesionales del sector. «Es imprescindible para la conservación del pulpo, pero nos perjudica», reconocen desde Pulponor. Durante el tiempo que dura la veda, las embarcaciones que capturan este cefalópodo con nasas deben retirarlas y llevarlas a puerto. Además, la prohibición también se extiende a la pesca recreativa y a cualquier otra modalidad distinta a la nasa específica para pulpo.

Sin embargo, la disminución del pulpo gallego en el mercado se ha compensado con importaciones. En restaurantes y comercios, el pulpo marroquí y francés se comercializan sin que en muchos casos el consumidor sea consciente de su origen. La preparación tradicional gallega oculta las diferencias de sabor y textura, lo que hace difícil distinguir entre el producto importado y el autóctono sin información clara.

Bruselas limita los días de faena

A todo esto se suma el nuevo plan de recorte de Bruselas, que pretende reducir un 79% de los días de pesca de la flota de arrastre del Mediterráneo, que pasaría de la actual media de 130 días al año hasta sólo 27 días. También se pretende reducir un 30% los límites de captura para la gamba roja hasta solamente 551 toneladas al año.

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