Diez días después de la dimisión de Albert Rivera tras el desastre del 10N, dos de sus puntales en la ejecutiva, José Manuel Villegas y Fernando de Páramo, han anunciado también que lo dejan todo abriendo así una nueva página en el partido naranja, que deja las manos libres a Inés Arrimadas.
Ahora la dirigente, que todavía tiene que presentar formalmente su candidatura y ser elegida en primarias, puede empezar a armar su propio proyecto para reflotar el partido haciendo cambios, ha dicho, aunque éstos no van a suponer en ningún caso la creación de un nuevo Ciudadanos ni tampoco afectarán a la línea ideológica.
Miembros de Cs señalan que Arrimadas representa la renovación, aunque es un cambio no rupturista que se va a llevar a cabo con nombres que han estado remando dentro del partido.
No obstante, Arrimadas ha insistido en que es «necesario» abrir una nueva etapa y hacer frente a este escenario sin Rivera, que ha estado liderando Cs los trece años que tiene de vida la formación naranja, y sin otros pesos pesados del partido que ya han anunciado su salida.
Primero, ha sido Villegas, responsable también de la campaña electoral y mano derecha de Rivera, quien lo ha comunicado esta mañana al avanzar que se mantendrá en la secretaría general hasta que se elija una nueva dirección en la Asamblea de marzo, ya que durante todo este periodo de transición formará parte de la gestora que se designe el sábado 30 en un Consejo General.
Después dejará la política, han asegurado fuentes de su círculo, para quizá retomar a su profesión de abogado, aunque no descarta seguir vinculado de alguna manera al partido.
Luego ha sido Fernando de Páramo, secretario de Comunicación, el que anunciaba su marcha y que incluso dejaba el escaño (ocupa el número 2 por la lista de Barcelona).
Según apuntan otras fuentes de Cs, con estas dos dimisiones más la de Juan Carlos Girauta el mismo día que lo hizo Rivera, se habría alcanzado ya el cupo de renuncias en la cúpula naranja, aunque hay quien sostiene que también debería irse Fran Hervías, secretario de Organización.
El martes se produjo en Twitter un aluvión de mensajes de dirigentes de Cs en su apoyo, que, según han denunciado algunos medios, estaría orquestado desde su entorno.
También este jueves se ha hablado de posibles errores que se han podido cometer en la estrategia para que el desastre haya sumido a Ciudadanos casi en la irrelevancia.
Arrimadas ha afirmado que si bien habrá habido circunstancias externas que han podido influir, ha reconocido que la mayoría de las causas de la debacle se debieron a errores de estrategia, que han «desorientado» al votante.
Otros dirigentes, en cambio, aseguran que el hundimiento de Cs no tiene una única explicación y apuntan, entre otras, a la excesiva polarización del momento que ha propiciado el voto útil y la desmovilización de su electorado.
En su opinión, de los 2,5 millones de votos que han perdido, el millón más o menos que se les fue a la abstención es el más difícil de interpretar.
Sobre la parte que se les ha ido a Vox (unos 600.000), están convencidos de que el número hubiera sido mayor si Cs hubiera puesto más distancia con la ultraderecha.
Tampoco consideran que los pactos autonómicos que hicieron solo con el PP con el apoyo externo de Vox han podido influir en el desastre y argumentan que, cuando pierdes más de un millón de sufragios por la derecha (entre PP y Vox), es difícil mantener que las cosas hubieran ido mejor con un acuerdo con los socialistas (al PSOE se les fueron unos 200.000)