Un grupo de ciudadanos de Sidi Ifni, antigua provincia española hasta 1969, sorprendió al enviar en agosto de 2024 una carta al rey Felipe VI reclamando recuperar la nacionalidad española y volver a formar parte del Estado, al igual que Ceuta y Melilla. Este gesto pone de manifiesto la fractura con Marruecos. «Su Majestad, queremos ser españoles», comienza la carta.
El llamado «Grupo Ifni» apoya su reclamación en argumentos históricos, jurídicos y emocionales: Sidi Ifni fue territorio español durante décadas, y muchos vecinos conservan documentos y pasaportes españoles previos a 1969. Se amparan en la Constitución española, la Ley de Memoria Histórica y la documentación oficial para fundamentar su derecho.
Denuncian además que Marruecos ha impuesto la prohibición de la enseñanza del español en sus escuelas para borrar su pasado hispano. Ambos gobiernos les han relegado a un «limbo legal y emocional», sin acceso a derechos europeos ni oportunidades reales de desarrollo.
Los restos españoles visibles —el antiguo Palacio del Gobernador, la iglesia reconvertida en juzgado o la Plaza Hassan II (antes Plaza de España)— son testigos mudos de una historia que Rabat prefiere olvidar. «No es rencor, sino reivindicación de pertenencia», aseguran. Exigen que España defienda su historia y no permita que un territorio con raíces españolas desaparezca en el olvido.
La reclamación de Sidi Ifni llega en un momento de tensión en las relaciones hispano-marroquíes, donde cuestiones como la inmigración irregular y los intereses geopolíticos se cruzan . El «Grupo Ifni» denuncia que, tras la retirada española, la región quedó sumida en el olvido, sin inversiones ni proyectos que mejoraran las condiciones de vida de sus habitantes. A esto se suma la falta de reconocimiento oficial de sus documentos españoles antiguos, lo que impide a muchos iniciar procesos legales para obtener la nacionalidad, atrapándolos en una situación administrativa insostenible.
Desde el punto de vista legal, la reclamación para que Sidi Ifni vuelva a ser territorio español se enfrenta a obstáculos. La cesión de esta zona a Marruecos en 1969 está formalizada mediante tratados internacionales ratificados por ambos países, lo que convierte cualquier intento de reversión en un proceso complejo que requeriría negociaciones diplomáticas de alto nivel, además de la aprobación de ambas partes. Sin embargo, para los firmantes, estos impedimentos no hacen sino reforzar su reivindicación, que apelan a derechos históricos y culturales para solicitar a España que no olvide su pasado común ni a quienes todavía se sienten españoles.