En Cataluña, donde unos dirigentes políticos siguen burlando la ley y saltándose el respeto a la neutralidad institucional, hoy se hacen listas de negocios «buenos y malos» y de catalanes «de primera y de segunda».
Son muchos los que en el último lustro han denunciado semejanzas con el nazismo del separatismo catalán. Pero viene de lejos.
Definen un plano propagandístico -son habituales las marchas con antorchas -o velas- en apoyo a los golpistas presos y existen medios de comunicación públicos que ejercen como auténticos instrumentos de agitación- y otro supremacista/racista. ¿Recuerdan el artículo del actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, llamando a los castellanohablantes en Cataluña «bestias con forma humana que destilan odio» y diciendo que sufren «un pequeño bache en su cadena de ADN»?.¡
Además, en Cataluña, donde unos dirigentes políticos siguen burlando la ley y saltándose el respeto a la neutralidad institucional, hoy se hacen listas de negocios «buenos y malos» y de catalanes «de primera y de segunda», según se apoye o no el procés.
Pero todo esto no es nuevo. Dolça Cataluña ha recuperado una entrevista a la ya fallecida Margarita Rivière, una de las fundadoras de El Periódico de Cataluña, en eldiario.es en 2014 en la que denunciaba la propaganda de Jordi Pujol y como a los periodistas críticos con él les «ponían verdes» y les «desacreditaban en confidenciales pagados por Convergència». «Lo que era terrible es que si no estabas con ellos, estabas contra ellos. No se podía aguantar. Y a los que nos atrevíamos a distanciarnos, nos la tenían jurada. Yo tuve problemas de todo tipo», dijo.
En este sentido, recordó el día de 1984 en el que cientos de personas aclamaron a Pujol en desagravio por la presentación de la querella contra él y una veintena de exdirigentes de Banca Catalana interpuesta por el fiscal general del Estado. «Dejadme que os diga una cosa: el Gobierno central ha hecho una jugada indigna. A partir de ahora cuando se hable de ética, de moral y de juego limpio, podremos hablar nosotros, pero no ellos», declaró Pujol en el balcón del Palau de la Generalitat ante los gritos de «somos una nación, somos una nación» de los congregantes. «Sí, somos una nación, somos, un pueblo y con un pueblo no se juega», apostilló el entonces president. En ese momento, se dio inicio al victimismo actual del separatismo.
«Hubo un asedio al Parlament. Entonces no se llamó asedio: se llamó patriotismo. Cuando los del 15M rodearon el Parlament lo trataron de sitio. Ese día gritaban «Pujol, presidente; Catalunya independiente» (…) Ahora no me extraña. He leído y estudiado historia y esto suele ocurrir en este tipo de ‘movidas’ históricas. Siento compararlo con Hitler, pero es así. Hemos sido víctimas de la propaganda«, añadió Rivière.
