Los últimos datos del Censo, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestran que, por primera vez, las familias compuestas por un padre, una madre y uno o más hijos — conocidas también como familias tradicionales — ya no son mayoría en España. Así, la suma de las parejas sin hijos y los hogares formados por un solo progenitor y uno o más hijos representan ahora el 52%.
El catedrático de Sociología en la Universidad de Málaga y experto en familias, Luis Ayuso, destaca que «en comparación con otros países de nuestro entorno, España ha experimentado la transformación familiar más rápida». Señala como ejemplo que «tenemos tasas de aceptación del divorcio similares a las de Suecia, en un país donde hace 40 años eso era considerado un pecado mortal».
No obstante, a pesar de la rapidez de estos cambios, Ayuso subraya que «la estructura familiar sigue manteniéndose, lo cual no ocurre en Suecia». Pone como ejemplo costumbres como «las comidas de los domingos, las vacaciones en familia y la celebración de cumpleaños», que refuerzan las redes familiares. Además, según datos de la OCDE, entre el 78% y el 87% de los españoles mantienen contacto semanal con sus padres o hijos, en contraste con la media internacional, que está entre el 61% y el 67%.
Finalmente, Luis Ayuso afirma que la cultura familiarista de España actúa como un «antídoto» contra «una de las grandes enfermedades de este siglo: la soledad». Sin embargo, advierte que la disminución en la formación de parejas pone en riesgo el mantenimiento de estas redes familiares. «Cada vez hay menos parejas estables y menos hermanos. Si esto se prolonga en el tiempo, la familia no podrá cumplir su actual función», concluye el sociólogo.
