«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El agresor amenazó a la víctima con matarla si contaba algo de lo ocurrido

La Fiscalía pide 25 años de cárcel para el marroquí que violó tres veces y desfiguró la cara a una mujer en Tenerife

Agente de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife - Europa Press

La Fiscalía ha solicitado una pena de 25 años de cárcel para un joven de origen marroquí, acusado de haber cometido una serie de delitos graves, entre ellos agresión sexual, golpes brutales, robo con violencia, amenazas de muerte y detención ilegal. Estos hechos ocurrieron en el interior del edificio Olympo, ubicado en el centro de Santa Cruz de Tenerife, a principios de 2023, apenas unos días después de que el acusado llegara a Lanzarote en patera y fuera trasladado a Tenerife.

El juicio por estos hechos está programado para mediados de diciembre en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, según ha adelantado el diario Eldía.es. Además de la pena de prisión, la Fiscalía reclama que el joven sea condenado a pagar una indemnización de 40.000 euros en concepto de responsabilidad civil a la víctima.

El ataque comenzó la madrugada del 4 de enero, cuando el acusado vio a una mujer que se dirigía a su trabajo. La siguió hasta la entrada del edificio Olympo, donde aprovechó un momento de descuido para abalanzarse sobre ella y empujarla al interior del local. Tras arrebatarle las llaves, cerró la puerta para asegurarse de que no pudiera escapar. Acto seguido, el hombre comenzó a golpearla repetidamente, propinándole puñetazos y patadas, mientras la arrastraba por el lugar y la estrellaba contra los muebles. La agresión física fue tan intensa que la mujer, de más de 60 años, no pudo resistir y terminó desplomada.

Según el informe del fiscal, el acusado podría haber sometido a la víctima sin necesidad de emplear tanta violencia, ya que era mucho más joven y físicamente superior. Sin embargo, decidió someterla a una brutal paliza que se prolongó durante aproximadamente diez minutos. El ataque incluyó golpes en el rostro, la cabeza y varias partes del cuerpo, lo que dejó a la mujer con serias lesiones.

El ataque sexual fue igual de cruel. Tras quitarle la ropa, el agresor la violó en repetidas ocasiones, tanto vaginal como analmente, mientras la seguía golpeando para someterla. En un momento, la víctima casi perdió el conocimiento cuando el agresor la estranguló con ambas manos. Desesperada y aterrorizada ante el miedo de perder la vida, dejó de resistir.

La pesadilla continuó, ya que el acusado no se detuvo tras el primer asalto. Después de un breve descanso, volvió a agredir sexualmente a la mujer en varias ocasiones antes de obligarla a ayudarlo a vestirse. Aprovechando el pánico que había provocado, el joven exigió que le entregara dinero, y tras registrar el local, se llevó 30 euros que encontró en un bote. Además, descalzo como estaba, se marchó del lugar llevándose puestos los zapatos de la trabajadora.

Antes de irse, el agresor de origen marroquí le advirtió en más de una ocasión que no contara nada de lo sucedido, amenazándola con matarla si lo hacía. Luego, salió del local cerrando la puerta desde fuera y dejando a la mujer encerrada. La víctima, gravemente herida y en estado de shock, pudo contactar a su marido y al dueño de la empresa, quienes alertaron al conserje del edificio. Este último acudió rápidamente y encontró a la mujer en un estado deplorable, con signos evidentes de haber sido golpeada y gravemente traumatizada.

Poco después, agentes de la Policía Nacional y personal sanitario se desplazaron al lugar. La mujer fue trasladada de urgencia al Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, donde recibió atención médica por las lesiones sufridas. El informe forense reveló tanto los daños físicos como las secuelas psicológicas, que persisten hasta el día de hoy, impidiéndole regresar a su trabajo o siquiera acercarse al centro de la ciudad.

El marroquí acusado, tras cometer el crimen, huyó a pie por la ciudad y se dirigió a una parada de tranvía con el objetivo de regresar al centro de inmigrantes donde residía. Gracias a la descripción detallada proporcionada por la víctima sobre el agresor y su vestimenta, los agentes pudieron identificar al sospechoso y proceder con su detención.

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