«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
«Todo son intentos de socavar nuestra competitividad»

La ganadería española colapsa bajo el peso de la burocracia de Bruselas: 121.000 cabezas menos de ganado vacuno en un año

Imagen de vacas lecheras. Europa Press.
Imagen de vacas lecheras. Europa Press.

La ganadería europea, y en particular la española, atraviesa una de sus peores crisis. Sequías encadenadas, brotes de enfermedades y, sobre todo, una avalancha de normativas impuestas desde Bruselas han llevado al sector vacuno a una situación límite. Lo denuncia con claridad Javier López, director de la interprofesional Provacuno, quien advierte: «Están poniendo casi imposible mantener la actividad ganadera».

Para López, los últimos cinco años de gestión comunitaria han sido «nefastos» para la producción ganadera. En conversación con The Objective, lamenta que la anterior Comisión Europea haya actuado con el único propósito de reducir la producción, arrastrando al sector a la falta de rentabilidad. «Todo son intentos de socavar nuestra competitividad», advierte, citando como ejemplo la directiva de emisiones industriales, el reglamento de reforestación o las limitaciones al crecimiento de las explotaciones.

El resultado es evidente. Según datos de Eurostat, España ha perdido 121.000 animales bovinos en solo un año, entre ellos 95.000 vacas nodrizas. Las causas combinan el impacto de la sequía, la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) y el sacrificio incentivado por los precios de mercado, pero también el exceso de burocracia y la falta de relevo generacional. A pesar de todo, la caída en España ha sido menos acusada que en otros países de la UE, donde el total de vacas se ha reducido en 1,76 millones entre 2021 y 2024, un millón solo en el último año.

López recuerda que el vacuno no es como otras producciones. «Se necesitan al menos tres años para recuperar una vaca», explica, en referencia a los ciclos largos del ganado de carne frente a los de cerdo o pollo. Es decir, los efectos de la crisis no se resolverán de forma inmediata.

Mientras tanto, la demanda internacional crece. Países como Argelia —que volvió a abrir sus puertas al producto español en 2024— y Marruecos, con seis años de sequía continuada, se han convertido en destinos clave. Sólo Argelia absorbió en un año 26.514 toneladas de carne de vacuno española, por un valor de 149,5 millones de euros. En el caso de Marruecos, el crecimiento de las exportaciones fue del 35% solo en 2024.

«No seamos ingenuos, la carne va donde más se paga», resume López. Pone el ejemplo de Polonia, históricamente proveedor barato para Europa, que tras abrir su mercado a Turquía paga precios superiores a los del continente.

La combinación es explosiva: demanda disparada, consumo nacional estable, producción en caída libre y una presión regulatoria asfixiante. Para López, todo este cóctel nos lleva al escenario actual: «un hundimiento del censo y precios disparados».

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