«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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El párroco lo justifica: «Se cumple con la ley»

La iglesia de Cañaveral (Cáceres) destroza a martillazos la placa a los caídos por su fe católica durante la Guerra Civil

Fotografía del momento de la retirada. LA RAZÓN (izquierda). Fotografía de la maquinaria. Iglesia de Santa Marina de Cañaveral. (Derecha)

La iglesia de Santa Marina de Cañaveral retiró a principios del mes de abril la placa en recuerdo a los caídos «por Dios y por la Patria» en virtud de la ley de memoria histórica. La decisión ha causado revuelo e indignación en la localidad.

«Se ha quitado a martillazos»; «Cayeron por defender a la Iglesia«; «Los caídos del bando nacional también merecen recuerdo»; «La Iglesia pisotea a los que dieron la vida por ella», han sido algunas de las reacciones de los vecinos. Otros defienden que «se cumple la ley» porque esa placa «enaltece al franquismo».

«La ley, una vez promulgada y publicada, debe cumplirse. Cumplir con la ley en todos los espacios, incluidos los privados, más aún si somos iglesia, contribuye a la convivencia de toda la ciudadanía», manifestó el párroco en una carta, en la que justifica la «retirada», aunque la placa no ha sido retirada, sino destrozada, tal y como se aprecia en las fotografías difundidas en las redes sociales.

El párroco insiste en que el incumplimiento de la ley «lleva asociada sanciones económicas«: «La ley establece la obligación de retirar simbología franquista y cualquier propaganda relacionada de lugares públicos y, en algunos casos, de propiedades privadas accesibles al público. El incumplimiento puede ser considerado una falta que lleva asociada sanciones económicas (…). Se retiró la placa para cumplir con la ley (…), el respeto a la Ley de Memoria Democrática no sólo como obligación, sino una medida preventiva contra sanciones económicas significativas y problemas legales complejos».

En la obra se restauró la fachada principal y la fachada lateral que da a la plaza Virgen de Cabezón, y en la fachada del atrio se reparó la grieta producida por el terremoto de Lisboa del 1755. En la fachada lateral se retiraron las plantas crecidas en los contrafuertes. «Aprovechando esa restauración también se retiró la placa para cumplir con la ley», concluyó.

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