Los pasajeros de trenes con origen o destino en Madrid experimentaron ayer sábado una jornada caótica, y las consecuencias se extenderán al menos durante los próximos dos o tres días. Este es el tiempo que tardará Adif en retirar un tren vacío que ha descarrilado dentro del túnel que conecta las estaciones de Chamartín y Atocha, lo que ha obligado a cerrar la infraestructura y reorganizar el tráfico ferroviario de alta velocidad hacia el este de la península, afectando destinos como Alicante, Valencia, Murcia y varias localidades intermedias.
Debido a este incidente, los trenes de los cuatro operadores de alta velocidad en España –AVE, AVLO, Iryo y Ouigo– tendrán que ajustar sus operaciones, centralizando todas sus salidas y llegadas en la estación de Atocha, que ya maneja los trenes hacia el sur del país. Como resultado, Chamartín quedará fuera de servicio para las conexiones con la región mediterránea hasta que el túnel sea despejado.
El impacto del descarrilamiento provocará que miles de viajeros, tanto los que se dirigen al este y sur de España como los que llegan a Madrid desde esos destinos, se concentren en la estación de Atocha en los próximos días. La infraestructura ya opera a una capacidad cercana a su límite, lo que hará más complicado gestionar este aumento temporal de pasajeros. Mientras tanto, la única manera de moverse entre Chamartín y Atocha será a través de los trenes de Cercanías, que los usuarios podrán utilizar para conectar ambas estaciones.
Fuentes cercanas a la operación han confirmado que en un inicio Adif calculó que el desalojo del tren y la recuperación del tráfico ferroviario podría demorar hasta cuatro días. Sin embargo, conforme avanzaba la tarde, esa estimación se ha reducido a un periodo de «dos o tres días». Durante este tiempo, Atocha deberá absorber todo el tráfico ferroviario de alta velocidad hacia la costa mediterránea, lo que podría generar complicaciones adicionales en el servicio.