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También proliferan las armas blancas

Los Mossos requisaron un 28% más de armas de fuego en el último año en Cataluña

Los Mossos requisaron un 28% más de armas de fuego en el último año en Cataluña
Mossos d'Esquadra. Europa Press

La policía autonómica catalana intervino 1.171 armas de fuego en 2023, lo que supone un 28% más que el año anterior, y un 35% por encima de 2019. Aunque no todas esas armas están vinculadas a la criminalidad, ya que puede deberse a cuestiones meramente administrativas, las armas intervenidas únicamente en actos delictivos crecieron un 15%.

De éstas, cuatro de cada diez están relacionadas con robos violentos, según fuentes policiales, que también han detectado que la mayoría (67%) son largas, sobre todo de caza. Pero alertan de que el crimen organizado ha puesto en circulación también fusiles y subfusiles, como el que utilizó un vecino de Gerona después de una riña en la verbena de San Juan, en la que mató a dos personas.

La noche de San Juan puso de manifiesto las consecuencias del incremento de la circulación de armas en Cataluña. En el caso de las de fuego, la policía las vincula principalmente al tráfico de drogas. El autor del tiroteo en Gerona lanzó una ráfaga de disparos que pudieron grabar los vecinos, y que los testigos aseguran que cometió con un fusil del tipo AK-47, armas de guerra que proliferan en el sur de Francia. Fuentes policiales señalan directamente al crimen organizado marsellés, que cada vez cruzan más a Cataluña, donde saldan cuentas y hacen negocios. 

Hace poco más de un año, en Salou, dos hombres del clan marsellés DZ Mafia mataron a tiros a dos miembros del grupo rival Yoda, valiéndose de kaláshnikov. Les tirotearon a las puertas de un hotel. El mismo tipo de arma que usaron unos meses antes en Empuriabrava para disparar a un joven, que logró sobrevivir.

«Es una violencia y unas armas para asegurar el transporte de la droga», aseguran fuentes policiales, que señalan el temor a los vuelcos (robos entre narcotraficantes) entre las organizaciones criminales. La semana pasada, los Mossos y Vigilancia Aduanera desarticularon un entramado de tráfico de hachís que contrató a ciudadanos mexicanos que vigilaban que los desembarcos de hachís se hiciesen con seguridad, armados con AK-47. Ese fusil, aseguran fuentes policiales, se puede comprar en el mercado negro por menos de 500 euros, y es una de las que más abunda. «Es un arma vieja», explican, que hasta hace unos años apenas se veía en Cataluña. Es grande, y difícil de manejar y esconder. Pero ahora, añaden, sirve para amedrentar, y le da una mayor capacidad de defensa a quien la usa.

A modo de ejemplo, la policía asegura que en el 66% de los 15 incidentes violentos por hachís de 2023 (ocho narcoasaltos, cuatro homicidios y una tentativa) se usaron armas de fuego. En el caso de los 87 vuelcos por marihuana, en 35 (40%).

También proliferan las armas blancas

El incremento de la circulación de armas blancas es algo que también preocupa a la policía, que tiene incluso un dispositivo especial, bautizado como DAGA. Los datos apuntan a que en 2023, los agentes intervinieron un 10% más de armas blancas (9.180) que el año anterior (8.340). Si la cifras se comparan con 2019, la estadística se dispara un 87,4% (4.899), algo que la policía explica por el aumento de la presión precisamente para decomisar y sacar de circulación cuchillos, machetes, navajas y puñales, entre otros.

El delito que más se comete con un arma blanca es la amenaza (42%), seguido de las lesiones (25%) y el robo con violencia (13%). El responsable de seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, se ha referido en diversas ocasiones a la «cultura de la navaja»: personas jóvenes que salen de fiesta con armas blancas. Precisamente, la madrugada del viernes fue detenido un joven de 24 años, sin antecedentes, acusado de matar a un turista inglés, de 31, acuchillado en una pelea en Calella.

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