La tranquilidad en una urbanización del PAU de Carabanchel se ha visto gravemente alterada tras una macrookupación de 28 pisos poco antes de las fiestas navideñas provocada por un clan de familias peruanas. Según informa El Mundo, el complejo, compuesto por dos bloques con unas 170 viviendas en régimen de alquiler, ha sido escenario de conflictos que mantienen en alerta a los residentes.
Entre las peculiaridades de esta ocupación destaca que los okupas, presuntamente familias peruanas, habrían adquirido las viviendas por unos 2.000 euros cada una. Al parecer, las transacciones se realizaron a través de un supuesto clan que ofreció los pisos mientras estas familias esperaban en la fila de un comedor social.
Algunos vecinos, aunque temen represalias, han decidido alzar la voz. Una residente explicó que el problema comenzó durante el puente de la Constitución, cuando detectaron que «de repente había muchos pisos que parecían alquilados». Sin embargo, luego descubrieron que los okupas se habían introducido ilegalmente en las propiedades debido a un fallo en la seguridad del edificio.
Los problemas de convivencia no tardaron en aparecer. Otro vecino se quejó de los ruidos nocturnos, indicando que «algunos aprovechan la noche para hacer mudanzas«, mientras que otro expresó que, si la situación no mejora, no descartan abandonar sus viviendas.
Por su parte, los residentes han criticado la falta de acción por parte de la promotora. Según ellos, aunque inicialmente la empresa mostró interés en resolver el conflicto, sus esfuerzos se han desvanecido. “Solo nos han ofrecido bajar el alquiler 100 euros para que dejemos de quejarnos”, denunció una vecina, quien también mencionó que las peleas y disturbios entre los okupas no han cesado.
La situación ha causado indignación política. La portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Isabel Pérez Moñino, arremetió contra los okupas a través de sus redes sociales. «¡Hasta su propio conserje tienen los inmigrantes que han okupado 28 pisos en Carabanchel!«, expresó. Pérez Moñino añadió: «Para los vecinos honrados que sí pagan, esto significa convivir con miedo, peleas y bandas latinas. ¿Hasta cuándo permitirán que Madrid se convierta en un paraíso para delincuentes como en Barcelona?».
