Marruecos despliega una estrategia silenciosa pero efectiva para fortalecer su influencia en Ceuta, utilizando herramientas modernas de propaganda y financiación encubierta. A través de asociaciones culturales, programas educativos alternativos y campañas en redes sociales, Rabat está tratando de influir en España desde esta ciudad autónoma.
Según fuentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han avanzado a Mundo Saharaui, el gobierno marroquí ha invertido más de 50 millones de euros en financiar organizaciones civiles locales que promueven una narrativa de «reunificación» y fomentan la celebración de un referéndum de autodeterminación en Ceuta. El dinero fluye, principalmente, hacia ONGs, asociaciones religiosas y redes educativas no oficiales, creando un ambiente propicio para legitimar sus aspiraciones territoriales.
La estrategia cultural y educativa
Uno de los focos más preocupantes de esta operación es la creación de programas educativos no oficiales en barrios con población mayoritariamente musulmana. En estos espacios, jóvenes ceutíes son «adoctrinados» con la idea de que Ceuta fue «arrebatada» a Marruecos y que su retorno es inevitable. Esta narrativa se ve reforzada por sermones de imanes vinculados a Rabat, quienes, a través de mensajes sutiles pero reiterados, promueven un sentido de identidad común con Marruecos.
Además, el despliegue de eventos culturales e históricos pretende cimentar esta percepción entre la población local, mientras se utilizan canales informales para influir en la opinión pública. La combinación de historia, cultura y religión ha resultado ser una herramienta de guerra cultural efectiva para Marruecos.
La batalla digital: redes sociales y desinformación
No obstante, el brazo más sofisticado de esta operación se encuentra en el ámbito digital. Marruecos ha invertido al menos 10 millones de euros en campañas publicitarias en redes sociales, plataformas de desinformación y la manipulación algorítmica para segmentar a públicos clave.
Mientras que a la comunidad musulmana local se le inculca un sentimiento de pertenencia cultural a Marruecos, al resto de los españoles se les ofrece la idea de que Ceuta representa una carga económica y política. Esta narrativa, orquestada a través de bots, cuentas falsas y perfiles reales, tiene el potencial de dividir a la sociedad y debilitar el respaldo nacional hacia la ciudad autónoma.
Expertos en ciberseguridad advierten que esta campaña no es un movimiento improvisado, sino una operación cuidadosamente diseñada con el objetivo de minar la estabilidad de Ceuta desde dentro. La precisión con la que Marruecos emplea el dinero, la propaganda cultural y las tecnologías digitales demuestra una clara intención de reposicionar sus aspiraciones geopolíticas sin recurrir a un solo soldado.