«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Orgullo?

Orgullo: exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos por los cuales una persona se cree superior a los demás.

Se cree superior a los demás”…Ahí está la clave del “orgullo gay”.
Yo estoy orgullosa de mis hijos, de mi lucha diaria, de los éxitos de mi familia y amigos. Estoy orgullosa de mi país y de los que lo defienden, presumo de eso. Orgullosa de la gente que lucha por la libertad; de los que lo tienen más difícil por sus circunstancias físicas o psíquicas, ellos sí que son superiores a los demás. De los que dedican su vida a ayudar de forma altruista a los más débiles. De los médicos y científicos que nos facilitan la existencia. Estoy orgullosa de todo esto y de mucho más, pero ni por un segundo se me ocurre ponerme un gorro de plumas y hacer una “performance” sobre la Virgen para manifestar este sentimiento.
Por eso ahora que se celebra la fiesta del “orgullo” gay entiendo menos la forma de interpretar esta palabra. Ir casi en pelotas o con disfraces ridículos por en medio de la calle para así reivindicar que se es gay, creo que no es para estar orgulloso. Hay muchas formas para este colectivo de buscar la integración y la normalidad. Trabaja duro, vive con ética, exhíbete lo justo, sé respetuoso, haz lo que tienes que hacer y sin ninguna duda encontrarás tu sitio, como todo el mundo.
La sobreexposición y la super actuación llevan a crear una imagen grotesca y ridícula de las personas que se dicen “orgullosas” de una sexualidad que se sale de lo establecido. Ahora me tacharán de homófoba. Se equivocan. Detesto a todos los que, sin importar su condición sexual, hacen de cualquier diversidad una forma de crear conflicto, respaldados por políticos oportunistas que ven un filón para arañar un puñado de votos.
Tengo amigos homosexuales que viven discretamente su forma de entender la vida. Eso es lo difícil, ellos sí que se deberían sentir orgullosos de no verse reflejados en un individuo que se sube a unas plataformas con un taparrabos de colores, sacando la lengua y ridiculizando si puede las creencias religiosas de otras personas. Piden respeto faltando al respeto. Eso no es orgullo, eso es provocación. Así sólo consiguen un efecto rebote que les granjea antipatías.
Por todo esto me siento orgullosa de los homosexuales “no orgullosos”. De los que han decidido demostrar con hechos y no con pantomimas subvencionadas. Por ellos, cualquier cosa. Con ellos, a cualquier parte.

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