Desde que el ministro Óscar Puente asumió la cartera de Transportes y Movilidad Sostenible en 2023, la red ferroviaria española ha enfrentado una sucesión de crisis que han puesto en cuestión tanto la calidad del servicio como la capacidad de respuesta del Ejecutivo. En el último año, el sistema ha vivido varios episodios críticos que han afectado a miles de viajeros y desatado duras críticas por parte de los usuarios.
A comienzos de 2025, el ministro presumió de una inversión récord de 10.000 millones de euros ejecutados en 2024, la mayor cifra en más de una década, con el ferrocarril como principal beneficiario. Según Puente, esta apuesta buscaba corregir años de infrafinanciación y reactivar el sector, sin descuidar los compromisos sociales y medioambientales.
Sin embargo, desde la patronal de constructoras Seopan han advertido que dicha inversión resulta claramente insuficiente. Según sus estimaciones, serían necesarios 78.000 millones de euros sólo para aliviar la congestión y modernizar las infraestructuras ferroviarias. Además, de los puntos más delicados de la gestión de Puente ha sido la puesta en marcha de los trenes Avril de Talgo.
Desde su estreno en la primavera de 2024, estas unidades han sufrido numerosas incidencias técnicas, especialmente relacionadas con el software. A estos problemas se ha sumado un aumento de fallos en toda la red, desde el colapso del pasado verano hasta el robo de cableado en la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla, pasando por descarrilamientos y retrasos constantes.
