El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha participado este lunes en la IV Conferencia Internacional para la Financiación al Desarrollo organizada por la ONU en Sevilla, donde ha manifestado su apoyo a una iniciativa internacional para implantar un nuevo impuesto sobre los billetes de avión en primera clase y el uso de jets privados. Durante su intervención, Sánchez ha señalado que España se sumará a otros países comprometidos con «una mayor contribución del sector de la aviación a las transiciones justas y a la resiliencia climática».
Además, el presidente español ha anunciado otros compromisos, entre ellos la reducción de la deuda de naciones más vulnerables, canalizando los recursos liberados hacia áreas clave como seguridad alimentaria, nutrición, acción climática y salud pública. También ha abogado por un sistema fiscal más justo para las grandes fortunas a nivel global.
El anuncio del nuevo impuesto ha generado debate por dos razones principales. Primero, porque la aviación representa aproximadamente el 2,5% de las emisiones globales de CO2, siendo la mitad de esta cifra atribuible a vuelos privados, según informes de Transport & Environment y Our World in Data. Esto implica que los vuelos privados serían responsables de cerca del 1,25% de las emisiones globales.
La segunda razón es la polémica política que rodea a Sánchez, ya que es conocido por ser el presidente español que más veces ha utilizado el avión presidencial Falcon, una aeronave de gran consumo y emisiones, lo que ha suscitado críticas por la aparente contradicción entre su uso personal y su propuesta de gravar a los jets privados. Según una solicitud de acceso a la información pública realizada por El Economista, Pedro Sánchez habría efectuado 612 viajes en el Falcon entre junio de 2018 y septiembre de 2022.
