El centrocampista, que jugó durante años en la selección española, se ha destapado como un firme partidario del proceso soberanista.
Hace tiempo que se habla más de Xavi Hernández por su vinculación política con el nacionalismo que con el escaso fútbol que le queda en sus botas cerca ya de la retirada definitiva. El exjugador del Barça, destacado defensor de la causa nacionalista desde su retirada, acudió a la embajada española en Doha vestido con un polo amarillo como gesto de apoyo a los golpistas propios.
“Que en un país democrático haya presos políticos me parece muy fuerte. Voté de amarillo a posta. Aquí las casualidades no valen. Lo hice porque quise y si dijera lo contrario sería un hipócrita”, aseguró el central, que parece desconocer el Código Penal y las consecuencias que tiene saltar la ley.
Xavi, que juega en Qatar y es embajador del Mundial de 2022 que se celebrará en el país islámico, asegura ahora que “Es cierto que no hay un régimen democrático, pero la gente es feliz. Están encantados con la familia real, llevan sus fotografías en el coche, les dan un sueldo por ser de allí, cuidan a sus ciudadanos…”
Conviene recordar, por ejemplo, que la construcción de los estadios ha sido denunciada por numerosas instituciones en defensa de los Derechos Humanos ante el elevado número de fallecimientos y las infames condiciones en las que obligan a vivir a los obreros.
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