«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Y Gaspart defiende la autodeterminación (y 2)

Joan Gaspart entró en cólera, vociferó y para sorpresa de todos derramó su cólera indepe, trufada de improperios y advertencias…

“¡Ni uno más a Lledoners!”, esa fue la orden explícita que Antonio Garamendi dio a los suyos, en especial, al nuevo presidente de la patronal catalana, Josep Sánchez-Llibre (ex político de Unió). Los nuevos poderes de la CEOE consideraron “un exceso” que Juan Rosell, el anterior presidente de la patronal, visitara a los independentistas presos por presuntos delito de rebelión, en la prisión de Lledoners.

En este sentido, Joan Gaspart, pesar a tener un pasado próximo a Alianza Popular; al Partido Popular, a autodefinirse como católico practicante y próximo al Opus Dei; ha sucumbido al independentismo con la fe del nuevo converso. O al menos tanta fe como la expresada junto a su esposa, Marita Bueno, y sus cinco hijos, ante el Papa en el Vaticano.

En una de las causas penales por lo sucedido en Cataluña, aparece un e-mail de la secretaria de Artur Mas en el partido en la que informa que Gaspart “ha llamado para pedir permiso para mover la sociedad civil y defender a Puigdemont si convocara elecciones”. El correo lleva fecha: 26 de octubre de 2017, cuando el huido se debatía entre convocar o proclamar la República catalana.

Gaspart (74 años) siempre dijo: “Yo no me meto en política”. Se definía como catalanista no independentista, pero desde hace años apoya las veleidades independentistas, quizá para sacar tajada. Lo intentó con Spanair, sin éxito. Luego le reprocharon que el huido Puigdemont utilizara su hotel President Husa, en Bruselas, para alguna de sus pintorescas apariciones públicas. Gaspart lo resolvió con un: “el negoci, es el negoci”, para desvanecer cualquier sospecha prodigar trato de favor al golpista.

Pero donde se quitó definitivamente el disfraz de apolítico fue en una ejecutiva de Foment de finales de 2017. La patronal catalana –que dirigía Gay de Montellá- no quiso participar en la “Mesa por la Democràcia” que impulsaba una “huelga de país” para defender el referéndum ilegal pro-independencia. En la Mesa estaban: ANC, Òmnium, UGT, CC.OO, las patronales Cecot y Pimec y otras 18 entidades. La foto de la silla vacía de Foment figuraba en los periódicos catalanes, como un dedo acusador.

Joan Gaspart entró en cólera, vociferó y para sorpresa de todos derramó su cólera indepe, trufada de improperios y advertencias, sobre el resto de los “mandarines” empresariales de Foment. “Fue como ver la caída de Saulo del caballo, en directo y por innoble causa”, explica uno de los presentes. “Si no lo veo, no lo creo”.

Hasta entonces, le tenían por un hombre del fallecido, Josep Lluís Núñez, sempiterno enemigo de Pujol y por un “facha” que se esforzaba por congraciar con Artur Mas y Colau, por interés. Antes que eso, “pasaba el platillo” para el PP catalán de Jorge Fernández Díaz y Enrique Lacalle, cuyas liturgias políticas siempre fueron fieles a la cadena Husa.

Coqueteos aparte. Gaspart es el más duro en la defensa de los intereses catalanes en la CEOE. Y lo razona con un: “Qui paga, mana!” (¡Quien paga, manda!). En alusión a que la cuota de aportación de Foment del Treball, es la más importante de las que recibe la CEOE. Aunque sean las subvenciones públicas –no nos engañemos- las que la mantienen en pie a la gran patronal. Ese plus catalán explica, por ejemplo, que el anterior presidente de Foment, Joaquín Gay de Montellá, fuera presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales, siendo lego en la materia y poco políglota.
“Gaspart barre para casa, muy descaradamente”, le reprocha el sector español, que nunca compartió su entusiasmo por la “tasa hotelera”, que impulsó la entidad que preside, Consorci de Turisme de Barcelona, de acuerdo con Ada Colau.

El sector le reprocha que llevara al despacho de la alcaldesa Colau de la Plaza de Sant Jaume, al georgiano, Zurab Pololikashvili, secretario general de la Organización Mundial del Turismo, que tiene sede en Madrid.

O que faltara a su promesa de extender a los hoteleros españoles la silla que consiguieron los de Barcelona en Hotrec, la Asociación Europea de Hostelería, el pasado mes de abril en Viena.

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https://gaceta.es/espana/gaspart-piedra-de-toque-para-antonio-garamendi-1-20181219-1021/

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