El vídeo es estremecedor, imágenes que valen mil palabras huecas de la Administración Biden sobre el control de las fronteras: una procesión inacabable de inmigrantes entrando en Estados Unidos como Pedro por su casa.
En un solo fin de semana, el pasado, la Patrulla Fronteriza contabilizó más de 7.300 inmigrantes cruzando hacia Estados Unidos, la mayoría hacia El Paso (Texas), que ha recibido a más indocumentados de golpe que en toda su historia. «Durante el fin de semana, el sector de El Paso experimentó un gran aumento en los cruces ilegales, con un promedio de 2.460 encuentros diarios en tres días, principalmente a través del área del centro de El Paso», tuiteó el pasado lunes el jefe de la patrulla del sector de El Paso, Peter Jaquez, acompañando el mensaje con fotos muy reveladoras.
En total, y tirando por lo bajo, se calcula que a lo largo del fin de semana entraron 7.380, aunque probablemente el número definitivo sea mayor, ya que los agentes están aún procesando la información de los recién llegados.
Naturalmente, El Paso no tiene instalaciones para albergar a semejante número llegado de golpe, hasta ahora hacinados en los locales dispuestos para su identificación, con lo que tendrán que dejarlos a disposición de las ONG o, directamente, en la calle de una ciudad absolutamente sobrepasada por esta riada que se ha hecho continua desde que Biden llegó a la Casa Blanca.
Es un récord, pero no muy alejado de lo común, de ese goteo continuo que ha dispersado por todo el país millones (sí: millones) de extranjeros que han entrado en Estados Unidos con absoluto desprecio a sus leyes de inmigración. Un botón de muestra lo tenemos el lunes, cuando entró otro millar de inmigrantes por el mismo procedimiento.
El Centro de Procesamiento Central de la Patrulla Fronteriza en El Paso se encuentra ya sobrepasado, con más de 5.100 detenidos. La capacidad de la instalación es de aproximadamente 3.500 inmigrantes.
