Kamala Harris se enfrenta a un dilema irresoluble en su campaña. Si critica a la Administración Biden, de la que sigue siendo vicepresidente, se está criticando a sí misma. Pero si da por bueno todo lo que ha hecho, no puede presentarse como una novedad, como «el cambio» que una mayoría de norteamericanos parece demandar.
Hasta la fecha, su estrategia ha sido tratar de ignorar esta contradicción, pasarla simplemente por alto y, cuando se le plantea directamente en alguna entrevista —como ya ha sucedido—, responder con una de sus ininteligibles ensaladas de palabras o afirmar el hecho incuestionable de que ella no es Joe Biden.
El problema no es sólo que la campaña de Trump no va a dejar que se escape en esto; es, sobre todo, que tiene un saboteador de primer orden en su propio partido: Joe Biden.
Los más benévolos achacan estos sabotajes a la tendencia del anciano a meter la pata, debido a su evidente senilidad. Pero muchos sugieren que se trata de una sutil venganza del presidente, víctima de un evidente golpe palaciego, que guarda un profundo rencor hacia su vicepresidenta.
Lo de ponerse una gorra MAGA en un bar se puede interpretar como un suave troleo o una debilidad. Pero lo último es más difícil interpretarlo de forma tan benigna.
Mientras Harris hace mangas y capirotes para distanciarse de su propia administración, Joe Biden no desaprovecha oportunidad para recordar a todo el mundo que Kamala Harris es parte integral de la Administración Biden. Insiste, incluso, en que Harris ha sido partícipe activa de todas las decisiones importantes, tanto en política internacional como nacional.
Y luego está lo del huracán Helen y DeSantis. La Administración está haciendo tal papelón en la crisis del huracán Helene que Harris quiso colgarle el muerto (los muertos) de la incompetencia criminal de las autoridades al gobernador de Florida, Ron DeSantis, asegurando que el republicano está haciendo política con el desastre en lugar de colaborar con el Gobierno federal. Una pena que en el momento en que hacía estas declaraciones, su jefe, el presidente Joe Biden, apareciera en televisión diciendo que DeSantis está haciendo un magnífico trabajo.
En respuesta a los periodistas que pedían a gritos que el presidente cargara contra DeSantis y su supuesta falta de colaboración, Biden declaró: «El gobernador de Florida ha cooperado. Ha dicho que ha conseguido todo lo que necesitaba. Ayer volví a hablar con él y le dije: ‘Sé que estás haciendo un gran trabajo. Todo se está haciendo bien, te lo agradecemos y literalmente le di mi número de teléfono personal para que llamara, así que no sé… Hubo un comienzo difícil en algunos lugares, pero todos los gobernadores, desde Florida hasta Carolina del Norte, han cooperado y apoyado plenamente y han reconocido lo que está haciendo este equipo y están haciendo un trabajo increíble. Pero todavía tenemos mucho trabajo por hacer».