En Estados Unidos, a más de un progresista le va a estallar la cabeza viendo a su venerada Black Lives Matter, la organización marxista de reivindicación racial que puso al país boca abajo en la pasada campaña presidencial, dando su entusiasta apoyo a Hamás, que acaba de protagonizar el más sangriento ataque que sufre Israel de una organización terrorista.
Black Lives Matter Grassroots, que representa 26 entes locales de BLM en todo el país, emitió una extensa declaración «en solidaridad con el pueblo palestino». La declaración califica de comprensible «acto desesperado de autodefensa» un ataque que durante el pasado fin de semana hasta el momento se ha cobrado la vida de 1.200 israelíes y ha dejado más de 3.000 heridos. Al menos 11 estadounidenses también murieron durante los violentos ataques terroristas.
«Mientras el mundo se enfrenta a cuestiones profundas sobre la autodeterminación, así como todos desean y rezan por un mundo de paz, debemos permanecer inquebrantablemente del lado de los oprimidos», señala la declaración . «Cuando un pueblo ha estado sujeto a décadas de apartheid y de una violencia inimaginable, su resistencia no debe ser condenada, sino entendida como un acto desesperado de autodefensa».
«Black Lives Matter Grassroots se solidariza con nuestra familia palestina que actualmente resiste 57 años de colonialismo y apartheid. Mientras los negros continúan la lucha para poner fin al militarismo y los encarcelamientos masivos en nuestras propias comunidades, entendamos la resistencia en Palestina como un intento de derribar las puertas de la prisión al aire libre más grande del mundo», sigue, antes de afirmar «los claros paralelismos entre los pueblos negro y palestino».
La declaración también insta a Estados Unidos a dejar de financiar a Israel. «Para que llegue una paz duradera, se debe desmantelar todo el sistema de apartheid«, dijo BLM Grassroots. «La guerra contra el pueblo palestino debe cesar. Hacemos un llamado al Gobierno de Estados Unidos para que deje de financiar la guerra de inmediato y redirija los 4.000 millones de dólares de gasto anual para reparar el daño causado por las guerras, los ataques aéreos militares, los golpes de Estado y las intervenciones desestabilizadoras contra los pueblos oprimidos en todo el mundo».
