La elección presidencial en Estados Unidos se desarrolla a través de un sistema complejo que arranca un año antes del día de la votación, con una serie de leyes y procedimientos que los candidatos deben cumplir. Aunque la votación nacional tiene lugar el primer martes de noviembre, este año fijada para el día 5, muchos estados ofrecen opciones anticipadas, ya sea en centros locales o por medio del voto por correo, dependiendo de las regulaciones específicas de cada estado.
Para postularse, cada aspirante debe cumplir ciertos requisitos constitucionales: haber nacido en Estados Unidos, tener 35 años o más, y residir en el país por al menos 14 años. Al recaudar o gastar 5.000 dólares para su campaña, cualquier candidato debe inscribirse en la Comisión Federal Electoral (FEC), habilitando un comité de recolección de fondos.
La contienda comienza formalmente en primavera, cuando los candidatos registran sus campañas en la FEC. Durante los meses de verano se celebran los primeros debates entre los aspirantes, marcando el inicio de las primarias y caucus que suceden entre enero y junio del año electoral. En 2024, los candidatos elegidos son Kamala Harris, representante del Partido Demócrata, y Donald Trump, del Partido Republicano. Los enfrentamientos en debates oficiales entre ambos candidatos se produjeron entre septiembre y octubre.
Para seleccionar a los candidatos, los estados organizan primarias y caucus, que se llevan a cabo entre seis y nueve meses antes de las elecciones. En las primarias, los ciudadanos votan de manera secreta por su aspirante preferido, lo cual asigna delegados a cada uno según las normas de cada estado y partido. En cambio, los caucus son reuniones organizadas por los partidos a nivel local, donde los participantes eligen abiertamente a sus candidatos en grupos de apoyo. Este proceso culmina en la asignación de delegados para cada candidato, quienes representan el voto del partido en sus convenciones nacionales.
Las convenciones, que se celebran en el verano antes de la elección general, son el evento donde los partidos oficializan a sus candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia. En 2024, la Convención Republicana, realizada del 15 al 18 de julio, nombró a Donald Trump y J.D. Vance como su fórmula presidencial; mientras que la Convención Demócrata, llevada a cabo del 19 al 22 de agosto, designó a Kamala Harris y Tim Walz para representar al partido.
En estas convenciones, participan dos tipos de delegados: los comprometidos, que deben votar por el candidato que representaron en las primarias o caucus, y los no comprometidos, o superdelegados, que pueden elegir al aspirante de su preferencia. Si ningún candidato consigue la mayoría de votos en la primera ronda de la convención, el evento pasa a ser «abierto» o «negociado«, y se repiten las votaciones hasta que uno de los candidatos alcance una mayoría clara.
Finalmente, el resultado de las elecciones es presentado en diciembre al Colegio Electoral, que formaliza la votación. En enero, el Congreso cuenta los votos del Colegio Electoral y el nuevo presidente o presidenta toma posesión el 20 de enero.
Esta estructura única permite a los estadounidenses participar en un sistema de elección indirecto, con un enfoque particular en los «swing states», aquellos estados donde el voto tiende a variar y podría inclinar la balanza en la contienda.