Una oleada de misteriosos drones —en Nueva Jersey, Nueva York y otras zonas del este del país— ha alimentado teorías de la conspiración en Estados Unidos.
Mientras, legisladores demócratas y republicanos presionan al Gobierno federal para que dé explicaciones creíbles sobre «la vorágine de vuelos», algunos de los cuales han bordeado instalaciones militares y el campo de golf de Donald Trump en Bedminster (Nueva Jersey).
Precisamente la pasada semana el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que un ciudadano chino, que es residente permanente legal fue detenido por supuestamente volar un dron sobre una base militar ubicada en el estado de California y tomar fotografías de las instalaciones.
La Casa Blanca se vio obligada a convocar el sábado una teleconferencia con periodistas para enviar un mensaje de tranquilidad y aseveró que los drones no son una amenaza para la seguridad nacional o pública.
Asimismo, funcionarios del FBI, el Pentágono, la Administración Federal de Aviación han concluido que muchos de los avistamientos notificados corresponden en realidad a avionetas u otras aeronaves tripuladas que vuelan legalmente.
