Funcionarios del Servicio Secreto están solicitando a la campaña de Donald Trump que cese los mítines al aire libre tras el intento de asesinato del 13 de julio en una feria en Butler, Pensilvania. Esta recomendación llega después de que la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, presentara su renuncia ayer martes tras un intenso interrogatorio ante un comité del Congreso sobre los fallos de seguridad previos al ataque.
En su carta de dimisión, Cheatle expresó que había tomado la «difícil» decisión de abandonar la agencia «con el corazón apesadumbrado» y admitió que la institución «no cumplió» con su misión de proteger a los líderes nacionales, haciendo referencia al evento en Butler.
El diario Washington Post ha adelantado que la campaña de Trump, que prefería lugares al aire libre por su mayor capacidad, ha dejado de planear eventos en exteriores y está buscando reservar recintos interiores, como estadios de baloncesto. Durante un mitin en Grand Rapids, Michigan, Trump lamentó que algunos de sus seguidores se hubieran quedado fuera. El candidato republicano ha realizado cientos de mítines al aire libre, que se han convertido en festivales para sus seguidores más leales, con música previa y la venta de numerosos artículos de merchandising.
La medida de cambiar a lugares interiores ocurre después de que el exmédico de la Casa Blanca y actual representante de Texas, Ronny Jackson, revelara que una bala rozó la oreja de Trump, quedando «a menos de un cuarto de pulgada de entrar en su cabeza». Durante el intento de asesinato en Butler, el presunto tirador, Thomas Matthews Crooks, disparó aproximadamente siete veces desde un techo con vista clara al escenario antes de ser abatido por francotiradores del Servicio Secreto.
Se informó que Crooks había explorado el lugar con un dron y había sido identificado como «sospechoso» una hora antes del evento. La seguridad del techo había sido asignada a la policía local, que había sido alertada de una persona sospechosa minutos antes del tiroteo.
Este cambio a lugares más seguros, como estadios deportivos, resultará en mayores costos para la campaña. Anteriormente, Trump había preferido los eventos al aire libre por su capacidad de atraer grandes multitudes.