«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Trata de postularse para las próximas presidenciales

Kamala Harris intenta conseguir el «perdón» de sus donantes tras «derrochar» más de 1.500 millones de dólares en la campaña

Kamala Harris. Europa Press

La cita clásica afirma que la victoria tiene mil padres (y madres), mientras que la derrota es huérfana. En Estados unidos, además la derrota está en quiebra. La campaña de Harris dispuso de no menos de 1.500 millones de dólares a lo largo de 100 días y, aparte de gastarlos todos y no alcanzar la presidencia, se ha endeudado, según se rumorea, en unos 20 millones de dólares.

Kamala Harris, que sigue siendo vicepresidenta del país hasta el 20 de enero próximo y quizás fugaz presidenta en el caso de que Joe Biden se caiga por una escalera o se atragante con el pavo, desapareció el 6 de noviembre después de reconocer la victoria de Trump. Ha pasado unos días de vacaciones en Hawái, junto con su marido, Doug Emhoff, para recuperarse del batacazo. Por supuesto con la protección del Servicio Secreto.

A la vuelta, en vísperas del día de Acción de Gracias, se presentó en un largo vídeo de 10 minutos, junto con otros tres minutos añadidos por su compañero, el gobernador de Minnesota, Tim Walz. Harris compareció el martes 26 ante el Comité Nacional Demócrata y aprovechó para grabar el vídeo, cuyo formato indicaba su carácter apresurado y casero, dirigido a sus votantes y donantes.

La dicción entrecortada de Kamala, el discurso repetitivo y su lenguaje corporal, que mostraba a una mujer vacilante, provocaron que en las redes sociales algunos afirmaran que estaba bebida. Su aparición le ha desprestigiado aún más entre las bases del Partido Demócrata y entre quienes decían ser sus admiradores en los medios de comunicación.

A quienes le apoyaron les dijo: «Quiero recordarles algo muy importante: nunca permitan que nadie les quite su poder. Ustedes tienen el mismo propósito y capacidad de inspirar que tenían antes del 5 de noviembre».

Destacó que la campaña recaudó casi 1.500 millones, gracias a ocho millones de donantes. Según las matemáticas, cada uno de éstos desembolsó 56,5 dólares, pero lo cierto es que tienen más importancia los megadonantes como Bill Gates, que dio 50 millones.

La vicepresidenta añadió: «Nuestra lucha por la libertad, la dignidad y las oportunidades continúa. Los ideales de esta nación y el futuro que queremos construir siguen siendo nuestra guía». ¿Se está postulando Kamala para repetir la candidatura en 2028 o para gobernadora de California, en 2026, ya que el actual gobernador, el muy izquierdista Gavin Newson, no puede presentarse? Richard Nixon hizo esto último en 1962, después de perder ante Jack Kennedy en 1960; fue vencido; y ahí casi acabó su carrera política.

En ningún momento Harris explicó por qué cayó ante alguien que ella, Joe Biden, Hillary Clinton, Nancy Pelosi, Anne Applebaum y cientos de periodistas calificaban de “literalmente Hitler”.

Paletadas de dinero

Una vez que la derrota ha derrumbado el edificio de los demócratas, están apareciendo hechos hasta ahora ocultos y que hace sólo un mes se habrían calificado de «teorías de la conspiración».

La campaña de Harris pagó una avalancha de publicidad impresa y de anuncios en televisiones, radios y webs (alrededor de 600 millones de dólares), ‘influencers’ en las redes sociales, llamadas de puerta en puerta y cosechadores de votos pagados, contratación de miles de empleados, espectáculos con drones y el apoyo retribuido de celebridades.

La productora de Oprah Winfrey cobró casi 2,5 millones de dólares. Los progres están dispuestos a salvar la democracia del movimiento MAGA, pero nunca jamás gratis. Cantidades parecidas se abonaron a empresas destacadas del mundo del espectáculo, como Majic Productions, entre cuyos clientes está la Super Bowl, que cobró 2,3 millones; Vox Productions, especializada en el diseño de escenarios, un millón; y Production Management One, que recibió 1,7 millones. ¿Ha sido esta una manera de premiar al mundo de Hollywood por su apoyo descarado a los demócratas?

David Plouffe, uno de los miembros principales del equipo de Kamala, que ya lo fue en la campaña de 2008 que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca y luego éste le nombró consejero suyo, declaró en una entrevista que las encuestas internas no mostraron nunca a Kamala por delante de Trump, a diferencia de las que publicaban o difundían los ‘legacy media’ como la CNN, la ABC y el New York Times. Por tanto, las encuestas mentían a los ciudadanos.

Por esta pésima gestión, varios dirigentes demócratas y sobre todo grandes donantes, al fin y a la postre dueños del partido, tal como demostraron en julio al derrocar a Biden, han declarado que Kamala, de 60 años de edad, no puede ser candidata de nuevo en 2028.

Mientras tanto, sigue el recuento de votos en los estados de California y Washington, con la intención de restar algún escaño en la Cámara de Representantes a la bancada republicana y colocar a Donald Trump por debajo del 50% de voto popular. Aunque si a éste se le añaden los 755.000 votos que recibió la candidatura de Robert F. Kennedy, ya que algunos estados, sobre todo demócratas (incluidos Wisconsin y Michigan, donde la victoria podía depender de un puñado de votos) la mantuvieron en las papeletas a pesar de su retirada, se volvería a situar por encima de ese mágico 50%.

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