El Gobierno de Estados Unidos ha dado un paso contundente en su compromiso por la defensa de las libertades en Iberoamérica al proponer a la activista cubana Rosa María Payá Acevedo como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El nombramiento representa un respaldo inequívoco a quienes, como ella, llevan años denunciando los atropellos de las dictaduras de la región, con el régimen cubano como principal exponente del totalitarismo.
De Cuba al mundo: una vida dedicada a la libertad
Payá es ampliamente reconocida por su lucha incansable por el fin de la dictadura castrista. Lidera el movimiento Cuba Decide, una iniciativa que impulsa un plebiscito vinculante para que los cubanos puedan, por primera vez en décadas, elegir libremente su futuro político. También encabeza la Fundación para la Democracia Panamericana, desde donde coordina iniciativas regionales en defensa de los derechos humanos y la seguridad hemisférica, colaborando con legisladores de diversos países.
Desde el Departamento de Estado, su nominación fue presentada como la de una figura clave para el continente: «Defensora de la democracia, líder en derechos humanos y experta en políticas iberoamericanas de prestigio internacional».
Hija del histórico opositor Oswaldo Payá Sardiñas —asesinado en 2012 por el régimen cubano y galardonado con el Premio Sájarov del Parlamento Europeo—, Rosa María ha continuado con determinación el legado de su padre, enfrentando al comunismo sin miedo y sin dobleces. Su labor ha sido reconocida con premios internacionales, como el Morris Abram de Derechos Humanos y el Premio al Valor de la Sociedad del Sentido Común, distinciones que avalan su entrega a la causa de la libertad.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano independiente de la OEA, tiene entre sus funciones vigilar y denunciar los abusos cometidos por los gobiernos de la región. La candidatura de Payá refuerza el compromiso de Washington con una CIDH firme, no sometida a intereses ideológicos ni presiones de los regímenes autoritarios que aún operan en Iberoamérica.
Tras conocerse la nominación, la activista ha expresado su gratitud y ha reafirmado su misión: «Me siento profundamente honrada por la nominación de Estados Unidos para servir en la CIDH, una institución vital dedicada a proteger los derechos y la dignidad de todas las personas en América».
También ha agradecido el respaldo del secretario de Estado, Marco Rubio, uno de los mayores defensores de la causa cubana en la política estadounidense.