Con las protestas del movimiento Black Lives Matter se popularizó entre las masas demócratas y woke la consigna de que era obligatorio quitar financiación a la Policía en los estados y ciudades de Estados Unidos, y olvidarse, por tanto, de la modernización de sus recursos o de la formación de nuevos agentes. El lema del movimiento Defund the Police es que la violencia es «inherente» a la labor de los agentes y que por esta razón se debe minimizar o eliminar su presencia.
Acusan a los agentes de «infligir sistemáticamente violencia contra los pueblos negros e indígenas» y llaman a «reinventar la forma en que se brinda servicios de seguridad y de protección». «La Policía es una institución inherentemente antinegra», señala el movimiento en el comunicado fundacional, antes de llamar a los «legisladores» a «desfinanciar» a la institución. Consideran, por ejemplo, que la Policía es «innecesaria» en los servicios de tráfico. Y recurren al manido argumento irracional de «las calles estarían más seguras y se ampliaría los servicios de transporte público» con dichos recursos.
Esa política «antipolicía» ha provocado que en ciudades como Nueva York se aprobara una batería de reformas para quitar fondos a los agentes y falten detectives, decisiones que tienen un impacto en la seguridad ciudadana. En Austin (Texas), en manos también del Partido Demócrata, hay más de 260 plazas de agentes sin cubrir, y la Asociación de la Policía estima que 77 oficiales se retirarán este mes de marzo. «Es por la hostilidad hacia las fuerzas del orden», denuncian, según recoge el New York Post.
El pasado año, la Fiscalía de Austin procesó a casi una veintena de policías por comportamiento «inadecuado» ante las protestas de 2020 y en 2021, por ejemplo, medio centenar de agentes de la unidad antidisturbios de Portland presentó su dimisión después de que un tribunal imputara a uno de ellos por ejercer «uso excesivo de la fuerza» contra una manifestante. La Asociación de Policía dijo que la imputación era una decisión «por motivos políticos».
La persecución provoca escasez de personal, que a su vez ocasiona tiempos de espera mucho más largos, redirección de llamadas de emergencia a otro número que no es para ello y áreas sin patrullar si ocurre un gran incidente. «No hay suficientes policías para resolver los crímenes», señala la Policía de Austin. Por ello, admiten que no se está dando una respuesta policial acorde en muchos delitos. Es preciso señalar que más del 70% de los estadounidenses consideró el pasado año que la reducción de los fondos de los departamentos policiales explicaba el aumento de la violencia en el país, según un sondeo de Morning Consult/Politico.