Los grandes medios convencionales norteamericanos, empeñados en una acelerada y hercúlea tarea de «construcción» del personaje Kamala Harris como un candidato votable, han encontrado un verdadero filón en J.D. Vance, elegido por Donald Trump como su hipotético vicepresidente.
Y es que Vance toca todos los palos y defiende todo lo que al comentariado demócrata pone de los nervios, desde el fin de las guerras de elección de Estados Unidos hasta la cruzada antiwoke y la promoción desacomplejada de la familia. Pero, sobre todo, Vance ha cometido el pecado imperdonable en el panorama político mundial: atacar la lucha contra el coco universal, el cambio climático, y lo que ha llamado «la fantasía de la energía verde» de la Administración Biden.
Así, The New York Times titula que «JD Vance es un promotor del petróleo y un escéptico del cambio climático provocado por el hombre», The Independent se echa las manos a la cabeza señalando que «los activistas climáticos están alarmados por la ‘peligrosa’ elección de Trump para vicepresidente» y The Guardian busca las sales mientras alerta de que «los defensores del clima temen que elegir a JD Vance como vicepresidente sea ‘un peligroso paso atrás'».
Y lo mejor de todo es que, por una vez, lo que dicen es cierto. Vance ha declarado que «los paneles solares no pueden alimentar una economía manufacturera moderna» y «por eso los chinos están construyendo plantas de energía a carbón». También ha cargado contra las turbinas de energía eólica, de las que dijo en la conferencia Turning Point Action del año pasado que «son horriblemente feas y matan a todos los pájaros. Y en su mayoría se fabrican en China». El apoyo total de la administración Biden a los vehículos eléctricos es objeto de la misma crítica. En una entrevista de radio de julio de 2022, dijo: «Todo el tema de los vehículos eléctricos es una estafa. Si lo enchufas a la pared, ¿esta gente cree que hay elfos ahí atrás produciendo electricidad en la pared? Proviene, por supuesto, de combustibles fósiles».
Yendo aún más lejos, Vance ha criticado ferozmente el movimiento que impone criterios ESG (medio ambiente, justicia social y gobernanza) en las inversiones de los grandes fondos. En una entrevista concedida al portal Breitbart en 2022, el aspirante a la vicepresidencia dijo que «ESG es básicamente un chanchullo masivo para enriquecer a Wall Street y al sector financiero del país, a expensas de las industrias que realmente emplean a muchos de los trabajadores de Ohio para empleos de clase media». La presión contra los ESG que se está produciendo a través de los estados conservadores y la falta de éxito cada vez más evidente de las empresas y los asesores de inversión centrados en ESG parecen, para desesperación de sus críticos, dar la razón a Vance.