Quién iba a pensar que las ideas tienen consecuencias. Desmoraliza a la Policía, déjala sin medios, reduce sus efectivos, aprueba leyes que despenalizan el robo en comercios, nombra fiscales más inclinados a proteger al criminal que a la víctima y acabarás viendo como las tiendas cierran, una tras otra.
Es un fenómeno del que hemos venido informando una y otra vez en estas páginas, y que esta vez ha afectado a una de las tiendas más emblemática de la marca de calzado deportivo Nike, la empresa «woke» por excelencia.
Nike ha cerrado oficialmente una tienda icónica de Portland debido a la criminalidad desenfrenada y el robo en tiendas minoristas. Esto después de que el gigante del calzado deportivo esperara reabrir su ubicación en el noreste de Martin Luther King Jr. Blvd tras tomar la decisión de cerrar temporalmente la tienda a principios de este año.
En febrero, Nike hizo todo lo posible para intentar salvar la tienda MLK y envió una carta al alcalde de Portland, Ted Wheeler, y a funcionarios de la ciudad pidiendo más presencia policial para combatir los continuos robos en tiendas minoristas. La empresa estaba abierta a crear un «acuerdo intergubernamental» con la ciudad de Portland para financiar directamente a agentes de Policía de tiempo completo que serían seleccionados para vigilar la tienda o pagarían a agentes de la Oficina de Policía de Portland fuera de servicio como seguridad contratada.
Esa solicitud fue rechazada por la ciudad debido a la perjudicial crisis de personal del departamento de Policía, y ahora el famoso producto básico es otra tienda más que ha sucumbido a la ciudad asolada por el crimen.
La empresa está empezando a darse cuenta de que el «wokismo» hay que pagarlo, y que su estación término es la ruina. Lo mismo sucede con los estados y ciudades progresistas, de las que huyen en bandada los comercios.
A Nike ya le pasó a principios de año en Seattle, otra ciudad faro del progresismo donde la desaparición de tiendas emblemáticas es ya una realidad cotidiana. Amazon dejó que expirara el alquiler de una oficina en Seattle por segunda vez en su historia, y poco después la tienda Nike de la ciudad, abierta durante 26 años en la Sexta Avenida y Pike Calle en Seattle, acabó cerrando, justo después de que su vecino de la misma calle, Regal Cinemas, anunciara que pensaba impugnar el contrato de alquiler del multicine Meridian 16, a tiro de piedra.