No fueron pocos los que criticaron en su día la decisión de Donald Trump de no participar en los debates televisados entre los aspirantes a la candidatura presidencial en las primarias republicanas. El argumento de Trump era absolutamente racional: manteniendo una casi insalvable distancia con respecto a todos los demás en las encuestas, la exposición a un debate sólo podía perjudicarle. Y así ha sido.
Lo cuentan las cifras: Trump ha consolidado aún más su ventaja en las primarias presidenciales republicanas, tras el segundo debate republicano en la Fundación e Instituto Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, California. Es decir, ha ganado un debate al que no se ha presentado.
«El 63% de los votantes potenciales de las primarias republicanas apoyan a Donald Trump para la nominación presidencial del Partido Republicano en 2024, frente al 58% en nuestra encuesta publicada antes del último debate primario», se lee en la presentación de la encuesta de Morning Consult.
En comparación, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, visto como el mayor rival de Trump, vio su apoyo caer del 15% al 12% después del segundo debate, aunque el de Florida mantiene el segundo lugar.
La encuesta, que consultó a 1.183 posibles votantes republicanos, se realizó el 28 de septiembre, un día después del segundo debate, al que Trump no asistió.
El empresario Vivek Ramaswamy y la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, perdieron dos puntos porcentuales desde el debate. Ramaswamy tiene un 9% y Haley un 5%, igualándose al exvicepresidente Mike Pence, que ha perdido un 1%. Mientras tanto, el senador Tim Scott (RS.C.) no vio ningún cambio después del debate y permaneció en el dos por ciento.
