La verdad es que lleva especulándose con esto desde antes, incluso, de su derrota en las pasadas presidenciales, e incluso el aún inexistente nuevo partido que formaría Trump para concurrir en las urnas ya tenía un nombre provisional: America First. No es un secreto que la convivencia del expresidente con sus correligionarios republicanos ha sido, por decir poco, tirante, cuando no ferozmente hostil.
Pero el interesado nunca hasta ahora había dado indicación alguna de que pudiera presentarse como candidato de otro partido que no fuera el republicano, que controla en su mayor parte y al que ya parecía haberle tomado la medida. Sin embargo, la semana pasada Trump insinuó que podría presentarse como candidato de un tercer partido, en unas declaraciones que han caído como una bomba en el GOP y que podría desbaratar todo el panorama político de Estados Unidos.
Trump compartió un artículo aparecido en American Greatness, de Dan Gelernter, donde sugiere que quienes controlan la maquinaria republicana, el «GOP profundo», harán, como hasta ahora, todo lo que esté en su mano para que el expresidente no pueda volver a la Casa Blanca. En consecuencia, añadió, quizá los votantes como Gelernter preferirían votar a Trump como candidato de un partido distinto de los dos que dominan la política gringa, incluso si semejante maniobra supusiera perder las elecciones.
El artículo de Gelernter se titula «La división que viene», y lleva por subtítulo «¿qué debemos hacer cuando la mayoría de los republicanos quieren a Trump, pero el Partido Republicano dice que no podemos tenerlo?». Así, el autor acusa a los jerarcas republicanos de que «prefieren perder una elección ante los demócratas, sus hermanos en el crimen, que ganar con Trump».
«A pesar de las diferencias obvias, nos dirigimos a una repetición de 1912, con un Partido Republicano que ignora a sus propios votantes», escribe. Gelernter hace así referencia a la ocasión en que Theodore Roosevelt, que había obtenido un primer mandato como republicano, abandonó al partido y creó uno propio –el Partido Progresista– con el que volvió a la Casa Blanca. «La maquinaria republicana no tiene intención de permitirnos volver a elegir a Trump«, se lamenta el autor.
«Eso nos lleva a la pregunta inevitable: ¿Qué debemos hacer cuando la mayoría de los republicanos quieren a Trump, pero el Partido Republicano dice que no podemos tenerlo? ¿Nos sometemos y votamos por Ron DeSantis porque sería mucho mejor que cualquier demócrata? Yo digo que no, no nos doblegamos. Y me gusta DeSantis. Votaría por él después del segundo mandato de Trump. Pero no antes».
El periodista es sincero al advertir que no cree que Trump pueda resultar elegido desde un tercer partido pero que, aun así, le votaría para no apuntalar al partido único disfrazado con dos siglas diferentes.
Ya en 2021, Trump había confesado a la presidenta del Comité Nacional Republicano, Ronna McDaniel, que había «terminado» con el partido después de no recibir prácticamente apoyo alguno después de que denunciara el fraude electoral presuntamente perpetrado por los demócratas en las elecciones de 2020.
«No puede hacer eso. Si lo hace, perderemos para siempre», dicen que fue la reacción de McDaniel ante la posibilidad de un America First compitiendo en las presidenciales. La respuesta de Trump fue: «Exactamente, sin mí no volveréis a ganar. Y no me importa, es lo que merecen los republicanos por no defenderme». Mientras, DeSantis se ha disparado en las encuestas.