Es un alivio para los demócratas haberse quitado de encima al senil presidente por razones evidentes, no siendo la menor de ellas que ya no hace falta recurrir a las agencias de inteligencia y a la prensa para «tapar» los desmanes de su hijos Hunter.
Hoy tenemos más datos oficiales de sus tejemanejes ilegales, de un cúmulo de presuntos delitos que, cuando aparecieron en la anterior campaña con el descubrimiento de su portátil, fueron calificados de «desinformación rusa» por cien —CIEN— agentes estadounidenses de inteligencia.
Durante la audiencia preliminar del caso de evasión fiscal federal contra Hunter ahora en curso, se han conocido detalles clave sobre la gestión irregular de ciertos fondos que deberían haberse destinado al pago de impuestos y se usaron para alimentar la «vida loca» del vástago presidencial (prostitutas, alquiler de Lamborghinis, drogas y suscripciones a sitios porno). Su abogado lo achaca todo a las drogas, que no le permitían pensar con claridad y sus asesores fiscales. El fiscal recordó que estamos hablando de once millones de dólares, unos ingresos sobre los que uno no «olvida» que tiene que pagar impuestos aunque esté hasta arriba de crack.
Pero las querencias delictivas de Hunter no tendrían mayor importancia que la propiamente forense si no implicaran corrupción para la Administración Obama, de la que su padre era vicepresidente. Porque durante la vicepresidencia de Joe Biden, Hunter intentó obtener la ayuda del Departamento de Estado para cerrar un acuerdo con la compañía de gas ucraniana Burisma, de cuya junta directiva era miembro con un suculento sueldo a pesar de no tener experiencia alguna en el sector, como informó recientemente el New York Times. En pocas palabras: Hunter intentó enriquecerse negociando con la influencia de su padre .
El informe del Times se basa en documentos gubernamentales recientemente publicados relacionados con la promoción por parte de Hunter de un acuerdo con Burisma en Italia. La Casa Blanca de Biden se había resistido a publicar los archivos durante años, pero cedió poco después de que Biden fuera presionado para abandonar su candidatura a la reelección.