El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, emitió esta semana una orden ejecutiva que indica que prisioneros trans cuyo género de nacimiento es el masculino no podrán cumplir su sentencia en prisiones femeninas, al tiempo que instruye a dichas instituciones a detener la aplicación en las mismas de terapias quirúrgicas y hormonales para el cambio de sexo.
Dicha política se enmarca dentro de una de las promesas fundamentales de campaña del nuevo presidente de los Estados Unidos, quien afirmó previamente que al volver a la Casa Blanca no dudaría en «detener la locura transgénero».
La instrucción del Gobierno Federal abarca incluso a centros de reclusión de inmigrantes, indicando que la idea es la de evitar «esfuerzos por erradicar la realidad biológica del sexo que atacan fundamentalmente a las mujeres al privarlas de su dignidad, seguridad y bienestar».
La orden ejecutiva es enfática en señalar que, en concreto, se persigue defender a las mujeres «del extremismo de la ideología de género«, al tiempo que se «restaura la verdad biológica» desde el Gobierno Federal.
De acuerdo a información del Buró de Prisiones de Estados Unidos, actualmente hay un aproximado de 2.250 presos transgénero (entre hombres y mujeres) en todo el sistema penitenciario federal del país.