Desde comenzase la crisis migratoria en 2015 han llegado a Europa alrededor de 2,2 millones de personas. La mayoría de ellos han solicitado asilo en los diferentes países europeos, siendo los Estados fronterizos con los Balcanes primero y Grecia e Italia después quienes han sufrido la mayor presión.
Todos los llegados han solicitado asilo, aunque la mayoría son realmente inmigrantes económicos o, simplemente, no reúnen los requisitos para obtener la condición de refugiados. Pero las expulsiones, como las cuotas de reubicación impuestas por Bruselas, son a cuentagotas.
Sólo 75.000 de los dos millones de inmigrantes que han solicitado asilo en Europa entre 2015 y 2016 han sido deportados a sus lugares de origen tras ser rechazadas sus solicitudes.
Según un estudio del Centro de Investigación Pew, más de la mitad de los peticionarios aún no han obtenido respuesta. Mientras, aquellos inmigrantes que no han conseguido el status de refugiado son más propensos a ‘desaparecer’ que a ser expulsados.
Solo el 8% de los solicitantes de asilo entre 2015 y 2016 han sido rechazados y 75.000 de los llegados -que supone un 3%- han sido deportados. El informe concluye que cerca de 100.000 ilegales están viviendo en Europa.
Los inmigrantes procedentes de Albania, Afganistán, Kosovo, Serbia, Irán, Irak, Rusia y Pakistán representan el mayor porcentaje de solicitantes que aún no la han visto resuelta..
Aunque sólo el 2% de los albaneses han conseguido ser reconocidos como refugiados, el 9% de todos los que llegaron entre 2015 y 2016 retornaron a su país, mientras que el 89% sigue en la Unión Europea.
885.000 personas han conseguido asilo en países europeos durante el periodo antes mencionado, siendo los sirios quienes más síes obtuvieron. Casi la mitad de los solicitantes se registraron en Alemania, según el informe, que también apunta a que la mayoría lo hicieron en Hungría pero abandonaron el país por sus fuertes medidas migratorias.
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