Denuncian que Merkel no verifica si los conflictos en los países de origen de los solicitantes de asilo han terminado, permitiendo así la creación de una red migratoria estable.
La Oficina Federal Alemana para la Migración y los Refugiados ha sido acusada de utilizar el estatus de refugiado como un camino hacia la inmigración, pues las labores de verificación de los conflictos en los países de origen «rara vez se llevan a cabo».
La BAMF tiene la obligación de revisar la situación de los países de origen de cada refugiado hasta tres años después de la aprobación de su solicitud de asilo. Si la agencia no verifica estos datos, los individuos reciben el permiso de residencia de forma permanente.
Die Welt ha informado de que la BAMF ha revocado el estatus de refugiado de sólo 206 personas, a pesar de que hay 107.000 casos potenciales de revisión en este período de tiempo. En 2016, 1.552 migrantes fueron examinados para este propósito, un dato muy reducido que las autoridades alemanas justifican bajo el paraguas del descontrol en las fronteras de toda Europa.
Armin Schuster, miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel, criticó a la agencia diciendo que «si el BAMF rara vez verifica si un refugiado todavía necesita protección y le otorgamos un derecho legal a un permiso de residencia ilimitado después de sólo tres años, hacemos que el derecho al asilo tenga derecho a la inmigración».
El mito de los migrantes económicos
El tiempo terminó destapando la realidad de la crisis de refugiados y, no resulta sorprendente, los argumentos utilizados entonces por la UE son muy similares a los de la ONU actual. Las decisiones de Angela Merkel pusieron en riesgo la estabilidad europea bajo el pretexto de la necesidad económica. La idea era importar mano de obra y las élites de Bruselas no dudaron. Felipe González, George Soros y algunas de las empresas más importantes del mundo, como Airbus, trataron de aprovechar la situación para exigir la retirada del salario mínimo interprofesional.
La sorpresa llegó cuando se filtró que el DAX, el índice bursátil donde cotizan los 30 consorcios más importantes de Alemania, sólo emplea a 63 refugiados y, de esa cifra, 50 están contratados por Deutsche Post DHL. Cabe recordar que el ente puso en marcha una campaña para emplear a estas personas en la cadena de entrega de paquetes, incluso por delante de los parados alemanes.
Un dato reseñable dado que la gran patronal alemana se convirtió en defensora de las políticas de la canciller. «Los refugiados serían un pilar para el próximo milagro económico alemán», decía el jefe de la automotriz Daimler, Dieter Zetsche. Sin embargo, meses después, la situación es muy diferente. Los empresarios alegaron, entre otros motivos, la falta de formación de los refugiados. Unas palabras que chocaban con las declaraciones de Zetsche hace un año: «Ni cada refugiado es emprendedor, ingeniero o mecánico brillante, pero todos persiguen un futuro mejor y están altamente motivados. Esa es la gente que busca Mercedes y necesita el país».
La solución de la ONU
Lejos de buscar solución a la crisis migratoria dentro del propio país, la ONU apostó por abrir las fronteras para una oleada masiva de inmigración. «Es inevitable. La evolución de la población es muy predecible, los comportamientos de mortandad apenas variarán y es poco probable que se produzcan cambios en la natalidad en Europa o Asia», aseguró Joseph Chamie, director de la División de Población, en declaraciones a El País.
La ONU obvió, una vez más, la identidad cultural de cada país. Si algo quedó demostrado durante la crisis de refugiados es que las naciones europeas no están preparadas para la acogida masiva de personas. Por no hablar de los innumerables incidentes que se han producido por las diferencias culturales o la falta de adaptación.
En Hungría, Viktor Orbán defendió su soberanía en el asunto y ha apostado por políticas familiares y ayudas sociales para aquellos que decidan ser padres. Es decir, el líder identitario prefirió apostar en primer lugar por los ciudadanos locales que tantas penurias están pasando debido a la crisis económica. “Ahora vamos a apoyar a nuestros jóvenes, pero si no logramos revertir la situación seremos nosotros los que elijamos de dónde vendrán los nuevos ciudadanos húngaros”, sentenció.
El informe definitivo, titulado ‘Migraciones de sustitución: una solución para los países con poblaciones en declive’, fue presentado por Chamie en marzo de 2016 y centró su argumento en la merma de la capacidad de trabajo de los europeos. En estos momentos, en Europa, la media es de 4 a 5 personas en activo por cada jubilado; dentro de 50 años serán 2 por jubilado y, en España, sólo 1,4. Esto va a suponer un cambio radical en la estructura del mercado laboral», sentenció.