Tras una reunión con Hillary Clinton, el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, expresó su deseo de acoger ‘más inmigrantes’.
En los últimos tiempos, hemos podido comprobar que uno de los propósitos de las élites globalistas es la transformación cultural de Irlanda, otrora un país católico reticente a la imposición de los postulados ‘progresistas’. De este modo, a la reciente legalización del aborto por medio de un plebiscito – precedido por la debida intoxicación ideológica de la población irlandesa – hemos de sumarle la disposición de su primer ministro, Leo Varadkar, a abrir las puertas del país a la inmigración masiva.
Esta disposición de Varadkar no tiene nada secreto u oculto. Al contrario, lo hizo explícito tras una reunión que mantuvo la pasada semana con (¡oh, casualidad!) la demócrata Hillary Clinton. ‘Debemos acoger más inmigrantes porque enriquecen nuestras culturas y nuestras sociedades (…) Estamos a favor de las propuestas de la Comisión Europea dirigidas a garantizar que todos los países compartan obligaciones de acogida’.
En este sentido, ha manifestado su propósito de acoger a un número sustancial de inmigrantes (inmigrantes que servirán para abaratar la mano de obra y para ocupar el lugar de los bebés abortadas): ‘Ya hemos transmitido nuestro compromiso de aceptar a 4.000 y están viniendo principalmente desde Italia y Grecia; en cualquier caso el número aumentará’, ha señalado el primer ministro irlandés, que no someterá esto a plebiscito, como hizo con el aborto.
En cualquier caso, Varadkar admite que su gabinete no ha discutido o decidido aún sobre cifras: ‘No hemos establecido un nuevo número por el momento, pero estamos absolutamente dispuestos a contribuir notablemente (…) Más obligaciones compartidas implicaría aceptar más inmigrantes y brindar ayudas financieras’.
A continuación, volvió a insistir en el carácter benéfico de la inmigración, que es uno de los mantras más repetidos por los próceres del mundo occidental hodierno: ‘Si se guarda cierto equilibrio, la migración es un fenómeno positivo. Europa necesita más migración. Enriquece nuestras culturas y nuestras sociedades’, aseguró Varadkar, quien se suma a la corriente de opinión que concibe la inmigración como una solución viable y deseable al invierno demográfico que padece el Viejo Continente.
Del aborto a la inmigración masiva
En unos pocos años, las élites globalistas han alterado por completo la esencia irlandesa. Sirviéndose, claro, del Gobierno ‘conservador’ de Leo Varadkar. De este modo, en el año 2015 legalizó el ‘matrimonio gay’y este año 2018 ha impulsado con infatigable esmero la aprobación legal del aborto, finalmente consumada tras un plebiscito (precedido una intensa campaña del magnate progresista George Soros).
No plenamente satisfecho con esto, el primer ministro irlandés pretende servirse de la inmigración masiva para culminar la transformación del ethos de su patria, antaño ligado por entero a la religión católica.