El candidato soberanista rumano detenido hace escasas horas por la Policía —que ha alegado «posibles irregularidades en el proceso electoral»— ha quedado en libertad bajo control judicial, aunque con severas restricciones que buscan impedirle cualquier manifestación pública. Calin Georgescu, ganador de las últimas elecciones en Rumanía, se enfrenta ahora a la prohibición de aparecer en los medios de comunicación y crear cuentas en redes sociales, medidas que han sido calificadas por sus seguidores como un intento de censura estatal.
La persecución contra Georgescu se lleva realizando desde el pasado diciembre, cuando el Tribunal Constitucional anuló las elecciones alegando que el candidato tenía presuntos vínculos con Rusia. Sin embargo, hasta la fecha no se han presentado pruebas concluyentes que respalden dichas acusaciones. Ahora, su detención se justifica con la supuesta existencia de irregularidades en el proceso electoral, pero nuevamente sin evidencia clara que lo sustente.
El Tribunal Superior de Casación y Justicia ha iniciado un proceso penal en su contra bajo cargos que incluyen la incitación de acciones contra el orden constitucional, la difusión de información falsa, declaraciones engañosas sobre la financiación de campañas y el apoyo a organizaciones de ideología extremista. Además, se le acusa de promover individuos culpables de genocidio y crímenes de guerra, así como de estar afiliado a entidades antisemitas.
Las autoridades han insistido en que esta es solo una fase inicial de recolección de pruebas y que Georgescu sigue gozando de la presunción de inocencia. No obstante, las restricciones impuestas en su liberación han limitado su campaña electoral en lo que resulta ser una clara interferencia electoral previa a la jornada electoral.