Un total de 2.000 delincuentes han sido liberados este martes de varias cárceles en el Reino Unido —entre los que se encuentran agresores sexuales— pese a que el Gobierno laborista de Keir Starmer garantizó que sólo saldrían presos con delitos leves. Además, han anunciado que en los próximos días saldrán otros 1.700 y han achacado esta medida al «colapso» provocado por la anterior administración.
Cabe destacar que quienes se verán beneficiados por esta liberación masiva ni si quiera han cumplido la mitad de sus penas, mientras que los patriotas que se manifestaron (físicamente y a través de las redes sociales) el mes pasado por el asesinato de tres niñas están sufriendo una persecución sin precedentes.
La delegada sobre abuso doméstico del gobierno británico, Nicole Jacobs, ha sido muy crítica con esta reforma, incidiendo en que la gran mayoría de los beneficiados serán abusadores domésticos y sus víctimas «pasarán noches de insomnio». » Aproximadamente, un tercio de las víctimas de abuso doméstico cuyos abusadores están siendo liberados probablemente no lo sepan o no reciban apoyo».
De hecho, entre los liberados en la jornada de hoy martes ya se conocen algunos ejemplos. Uno de ellos fue detenido por romperle la mandíbula a su novia mientras que otro entró por atacar con violencia a su pareja mientras le decía que lo estaba disfrutando.
En estos momentos, el sistema de justicia británico está totalmente colapsado. Tom Wheatley, presidente de la Asociación de Gobernadores de Prisiones, ha advertido de que que, con la entrada de nuevos reclusos provenientes de los disturbios tras el apuñalamiento en Southport, las cárceles podrían volver a llenarse en menos de un año. Esta situación refleja uno de los tantos problemas que aquejan al sistema penitenciario del país.
Por otro lado, los esfuerzos para desarticular las organizaciones criminales responsables de los cruces ilegales a través del Canal de la Mancha también parecen estar condenados al fracaso. La Agencia Nacional contra el Crimen, que lidera la estrategia de inmigración ilegal impulsada por Keir Starmer, se encuentra en una situación precaria, sin los recursos suficientes para hacer frente a la magnitud del problema.