El caso de Qari Abdul Rauf, un hombre pakistaní de 55 años condenado por su participación en una de las bandas de tráfico de menores más notorias de Rochdale, sigue generando indignación. A pesar de haber sido sentenciado en 2012 por violación y explotación de niñas, y de que se le ordenara abandonar el país en 2014, Rauf continúa residiendo libremente en la ciudad donde cometió sus crímenes, lo que ha encendido las alarmas entre los vecinos.
Rauf ha sido visto trabajando como repartidor de comida a domicilio, un empleo que preocupa especialmente a los residentes locales. «Imagínese abrir la puerta de su casa para recibir comida y encontrarlo a él, siendo una de sus víctimas«, expresó una madre vecina de Rauf, quien aseguró haberlo visto usar una aplicación de entregas el año pasado.
En su tiempo como miembro de una banda de tráfico de menores, Rauf, junto con otros ocho hombres, participó en el abuso y explotación de niñas en toda Inglaterra. Fue sentenciado a seis años de prisión en 2012, pero solo cumplió dos años y medio antes de ser liberado en noviembre de 2014. Tras su liberación, se le revocó la ciudadanía británica y se le ordenó regresar a Pakistán, pero sigue en el Reino Unido tras varias apelaciones legales.
Sus vecinos están indignados. «Camina por la ciudad como si fuera el dueño del lugar«, declaró un residente, añadiendo que hay niños en la zona y que «nadie quiere a este pedófilo aquí». Otro vecino recordó con angustia que sus hijas solían jugar con las niñas de Rauf cuando eran pequeñas.
A pesar de perder varias apelaciones en el Tribunal de Inmigración en 2020 y 2022, los abogados de Rauf han argumentado que no puede ser deportado porque ahora es «apátrida«, tras haber renunciado a su ciudadanía paquistaní. Alegan que su deportación violaría su derecho a la vida privada y familiar, según el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
El caso de Rauf no es el único. Otros miembros de la banda de Rochdale también han logrado evitar la deportación. Abdul Aziz, apodado «El Maestro», y Adil Khan, de 54 años, siguen en el Reino Unido utilizando argumentos similares. Ambos hombres han renunciado a su ciudadanía paquistaní y han conseguido eludir la expulsión del país.
Este caso ha generado un fuerte rechazo entre los residentes de Rochdale, quienes consideran inaceptable que hombres condenados por crímenes tan atroces puedan permanecer en el lugar donde traumatizaron a tantas víctimas. «No debería estar aquí, ni en esta calle, ni en este país. ¿Por qué no lo han echado?«, se preguntó un vecino, expresando un sentimiento compartido por muchos en la comunidad.
Mientras tanto, las víctimas y sus familias viven con el temor constante de encontrarse cara a cara con sus abusadores, lo que ha llevado a un renovado debate sobre el sistema de deportación del Reino Unido y la protección de los derechos de las víctimas frente a los derechos de los criminales.